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El ejercicio compulsivo (a veces llamado adicción al ejercicio) ocurre cuando una persona se ve obligada a realizar demasiada actividad física. Las lesiones, las enfermedades, estar con amigos o un mal clima no detendrán a quienes practican ejercicio de manera compulsiva, así lo advierte la Fundación Nemours.

El ejercicio compulsivo y los trastornos alimentarios suelen ir de la mano. Además de las dietas extremas, quienes padecen un trastorno alimentario podría practicar demasiado ejercicio para perder peso. Por ejemplo, alguien con bulimia puede usar el ejercicio como una forma de compensar sus atracones.

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Cabe destacar que el ejercicio compulsivo puede conducir a una serie de problemas, que incluyen los siguientes:

  • Lesiones, incluidas aquellas por uso excesivo y las fracturas por estrés.
  • Tríada de la atleta femenina (en algunas niñas y mujeres). Esto significa que pierden mucho peso, se saltan o interrumpen los períodos (lo que se denomina amenorrea) y tienen huesos débiles (osteoporosis).
  • Comportamientos de pérdida de peso poco saludables (como saltarse comidas o reducir drásticamente las calorías), vomitar y utilizar pastillas para adelgazar o laxantes.
  • Aislamiento social, porque hacer ejercicio siempre es lo primero. Los deportistas compulsivos pueden saltarse sus tareas o el tiempo con amigos y familiares para hacer ejercicio.
  • Ansiedad y depresión. La presión por el desempeño, la baja autoestima y la falta de otros intereses contribuyen a los problemas emocionales.

 

Fuente: Nemours Foundation