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Si tienes 60 y tantos años y padeces una enfermedad cardíaca, no es demasiado tarde para darle a tu corazón los beneficios de realizar actividad física regularmente.

Mediante un estudio preliminar presentado durante la reunión virtual de la Sociedad Europea de Cardiología, investigadores suizos descubrieron que las tasas de supervivencia entre los pacientes cardíacos que se volvieron activos más tarde en la vida fueron casi las mismas que las de los que habían practicado ejercicio durante años.

«Continuar con un estilo de vida activo a lo largo de los años se asocia con una mayor longevidad. Sin embargo, los pacientes con enfermedades cardíacas pueden superar años de inactividad previos y obtener beneficios de supervivencia al hacer ejercicio más tarde en la vida», señaló la doctora Nathalia González, de la Universidad de Berna, en Suiza, y autora de la investigación.

El nuevo trabajo incluyó a más de 33,000 pacientes con enfermedades coronarias (con una edad promedio de 62.5 años), a quienes se les dio seguimiento durante una promedio de 7.2 años.

Los pacientes se dividieron en cuatro grupos: los que estuvieron inactivos a lo largo del tiempo, activos a lo largo del tiempo, lo que habían aumentado la actividad con el tiempo y los que habían disminuido la actividad con el tiempo.

Activo se definió como, al menos, realizar 150 minutos a la semana de actividad de intensidad moderada, 75 minutos a la semana de actividad vigorosa o una combinación de ambas.

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En comparación con los pacientes que estuvieron inactivos a lo largo de los años, el riesgo de muerte prematura por todas las causas fue un 50% menor en los que estuvieron activos a lo largo del tiempo, halló el estudio.

El riesgo de muerte prematura fue un 45% menor en las personas inactivas que se volvieron activas y un 20% menor en las personas activas que se volvieron inactivas.

Se observaron resultados similares para la muerte por enfermedad cardíaca.

En comparación con las personas inactivas, el riesgo fue un 51% menor entre las que se mantuvieron activas y un 27% menor para aquellas cuya actividad aumentó.

El riesgo de muerte por enfermedad cardíaca entre aquellas cuya actividad disminuyó no fue estadísticamente diferente de aquellas que se mantuvieron inactivas con el tiempo, reveló el trabajo.

«Estos hallazgos alentadores resaltan cómo los pacientes con enfermedad coronaria pueden beneficiarse al preservar o adoptar un estilo de vida físicamente activo», subrayó González.

«Por otro lado, los beneficios de la actividad pueden debilitarse o incluso perderse si no se mantiene la actividad. Nuestros resultados ilustran los beneficios de ser físicamente activos para los pacientes cardíacos, independientemente de sus hábitos anteriores», agregó la experta.

 

Fuente: Health Day News