El ácaro del prurito humano (Sarcoptes scabiei var. Hominis) es un insecto microscópico que es uno de los pocos que se esconde y vive debajo de la piel humana. Los ácaros  adultos hembras se entierran bajo la capa superior de la piel, donde pueden seguir viviendo y poner huevos durante semanas sin ser detectados. No se transmiten por los animales, sino por el contacto de piel a piel con otras personas infestadas, o por la piel que entra en contacto con la suciedad de animales infestados, específicamente de ganado.

Los ácaros adultos son criaturas diminutas con forma de saco que miden menos de medio milímetro y, por lo general, no se pueden ver a simple vista. Lo que puede verse son pequeños túneles elevados en la piel debido a los ácaros excavadores, o enrojecimiento debido a la sarna, la enfermedad que eventualmente ocasionan estos ácaros.

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Los síntomas pueden aparecer días o semanas después de que comienza la infestación. Por lo general, la picazón y una erupción cutánea son los síntomas iniciales. Estos pueden volverse severos, y las personas infestadas suelen desarrollar protuberancias e incluso infecciones bacterianas en la piel por las llagas abiertas producto de rascarse.

Las erupciones de sarna se observan con mayor frecuencia en los pliegues de la piel, entre los dedos, en los codos y en las axilas, y a lo largo del cuello o la ingle. Un médico puede diagnosticar una infestación de sarna al revisar la erupción, pero también pueden raspar la piel o extraer uno de los ácaros para confirmarlo.

Los medicamentos tópicos recetados, la limpieza estricta y el aislamiento conforme va desapareciendo la infestación son los mejores remedios para la sarna.

 

Vía: Healthline