Embarazo, General, Salud Mental
¿Tú bebé tiene de uno a dos años, ha empezado a ponerse irritable y de repente te suelta patadas o manotazos? ¿O le pega, muerde, pellizca o jala el pelo a uno que otro niño que esté cerca de él? Si es así, no debes perder la calma. Por mucho que pueda llegar a molestarte, la agresión es una parte normal del desarrollo de un niño pequeño, por lo que es común en este rango de edad. Sus habilidades limitadas del lenguaje, su gran deseo de volverse independientes y sus impulsos ligados al instinto de supervivencia, hacen que estos bebés se conviertan en candidatos para pasar a los puños.
“Cierto grado de pegar y morder es normal, porque están concentrados en el concepto de -yo- y -mío-”, afirma Nadine Block, directora del Centro para Disciplina Efectiva de Ohio, en Estados Unidos.
Aunque el comportamiento de tu hijo puede apenarte, y obviamente no está bien que lastime a otros niños (o a ti), no significa que estés criando a un niño abusivo y grosero.
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Tu niño no seguirá reglas a menos que seas claro y consistente al momento de aplicarlas, y el comportamiento agresivo no es una excepción.
Por ello, te dejamos algunas sugerencias para ayudar a calmar a tu hijo cuando esté enojado y se vaya a los golpes, cortesía de la Academia Americana de Pediatría:
- Proporciónale un ambiente seguro y estable en tu hogar, con una disciplina amorosa pero firme.
- Ofrécele un refuerzo positivo todo el tiempo, no sólo cuando se esté portando mal.
- Cambia el foco de atención de tu hijo con una distracción si empieza a salirse de control.
- Supervisa a tu hijo durante los desacuerdos con sus compañeros de juego, pero trata de dejar que los niños salgan del conflicto sin que tú intervengas. Sólo debes intervenir si los niños se ponen agresivos.
- Enséñale a tu hijo formas apropiadas para lidiar con los conflictos, como decir firmemente «no». Utiliza descansos según sea necesario.
- Da un buen ejemplo mediante el control de tu propio temperamento.
Vía: HealthDay News / Baby Center
