Los niños, al estar ocupados aprendiendo cosas acerca del mundo, a veces desean ser “independientes” y podrían intentar hacer más de lo que sus habilidades les permiten. Al querer tomar sus propias decisiones, que en algunas ocasiones podrían ser denegadas por sus padres por ser peligrosas, es común que presenten berrinches y controlar su temperamento es una tarea compleja.

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Los especialistas en pediatría señalan que los berrinches son una forma en que los niños liberan la presión cuando están enojados. Los motivos por los cuales los menores pueden presentar estas manifestaciones son variados, entre los que tenemos:

  • No entender lo que se le dice, sintiéndose confundido.
  • Enojarse cuando otras personas no comprenden lo que él dice.
  • Carecer de las palabras necesarias para expresar sus sentimientos y necesidades.
  • Estar enfermo y no poder expresarse cómo se siente.
  • Estar hambriento, pero no advertir la situación.
  • Tener celos de algún amigo o hermano. En muchas ocasiones, los niños desean recibir la mayor parte de la atención.

Los pediatras explican que los padres pueden advertir cuando un berrinche comenzará. Sin embargo, estos pueden ser repentinos, sin un motivo aparente. No es posible evitar todas estas manifestaciones, pero los especialistas señalan las siguientes sugerencias para disminuir las probabilidades de que los niños tengan rabietas:

  • Incitar al menor a conversar sobre cómo se siente, intentando comprender su estado y recomendarle algunas palabras para expresar sus sentimientos.
  • Poner límites razonables, explicando las razones de las reglas del hogar. Estas no deben ser cambiadas.
  • Establecer una rutina diaria para que el menor conozca lo que pasará.
  • Evitar ir a lugares donde el niño deba quedarse quieto por un tiempo prolongado, sin la posibilidad de jugar.
  • Los padres que saben cuándo los niños están cansados o tienen hambre, deben acostarlos o alimentarlos a una hora apropiada.
  • Tener cuidado con las cosas que se le negarán al menor. Prohibirles todo podría generar frustración en ellos, por lo que es importante escuchar lo que pide y considerar sus requerimientos si es que son razonables.
  • Entregar un buen ejemplo, evitando discutir o gritar adelante del niño.