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Es común que las personas que viven con el VIH experimenten pérdida de peso. Por ello, llevar una dieta nutritiva y balanceada es una parte importante del cuidado del sistema inmunológico y de mantener una buena fuerza.

Toma en cuenta que no existe una dieta específica para el VIH, pero tu médico puede brindarte información sobre cómo lograr una buena nutrición. Tu médico también puede sugerirte que consultes a un(a) nutriólogo(a) para crear un plan de alimentación saludable adaptado a las necesidades de tu cuerpo.

En general, la mayoría de las personas con VIH se benefician de una dieta que incluya:

  • Mucha fruta y vegetales.
  • Un montón de carbohidratos con almidón, como arroz integral y cereales integrales.
  • Algo de proteína, como pescado, huevos o carne magra.
  • Un poco de lácteos, como leche baja en grasa o queso.
  • Grasas saludables, como las que se encuentran en nueces, aguacates o aceite de oliva extra virgen.

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Al cocinar, utiliza prácticas de manipulación seguras para reducir el riesgo de infecciones transmitidas por los alimentos. Trata de mantener la cocina lo más limpia posible. Lava los alimentos crudos y toma en cuenta la preparación y el almacenamiento adecuados de los alimentos. Cocina siempre las carnes, al menos, a la temperatura mínima segura.

También es importante beber muchos líquidos y mantenerse hidratado(a). Los líquidos ayudan al cuerpo a procesar los medicamentos que forman parte de un régimen de tratamiento típico del VIH. Si te preocupa la calidad del agua del grifo, considera cambiar a agua embotellada.

Si planeas comenzar a tomar nuevas vitaminas, minerales o suplementos a base de hierbas, asegúrate de consultarlo primero con tu médico. Ciertos suplementos pueden interactuar con los medicamentos contra el VIH y causar efectos secundarios.

 

Fuente: Healthline