A la edad de 5 años, la mayoría de los niños pequeños tendrán una infección en el oído, así lo señala la Academia Americana de Otorrinolaringología.

La mayoría de las infecciones de oído se resolverán sin intervención médica o con una dosis de antibióticos. Pero en algunos niños, las infecciones de oído se vuelven crónicas (muy recurrentes).

En estos casos, los padres deben discutir con un médico la conveniencia de usar tubos auditivos.

Estos tubos para los oídos son pequeños cilindros que permiten que el aire se mueva hacia el oído medio. También se les conoce como tubos de timpanostomía, tubos de miringotomía, tubos de ventilación o tubos de PE (igualación de presión).

Los tubos de corto plazo son más pequeños y generalmente permanecen en su lugar de seis a dieciocho meses antes de caer por sí solos.

Los tubos de larga duración son más grandes y tienen bridas (uniones) que los aseguran en su lugar por períodos más largos. Los tubos a largo plazo pueden caerse por sí solos, pero su remoción por parte de un médico podría ser necesaria, afirma la academia.

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Ventilación normal del oído

La ventilación del oído medio se logra normalmente a través de las trompas de Eustaquio, un par de tubos estrechos que se extienden desde cada oído medio hasta la parte superior trasera de la garganta. El extremo de las trompas en la garganta se abre y se cierra para lo siguiente:

  • Regular la presión de aire en el oído medio
  • Renovar el aire en el oído
  • Drenar las secreciones normales del oído medio

La hinchazón, la inflamación y la mucosidad de las trompas de Eustaquio causadas por una infección o una alergia en las vías respiratorias altas pueden obstruirlas, llevando a la acumulación de líquido en el oído medio. Dicho problema es más frecuente en niños debido a que sus trompas de Eustaquio son más estrechas y más horizontales, situación que dificulta su drenaje y hará más probable su obstrucción.

De ahí la conveniencia de usar tubos auditivos en estos casos, pues proporcionan una vía respiratoria alternativa para mantener el aire en el oído medio revitalizado, permitir el drenaje normal y nivelar la presión dentro del oído.

Riesgos a tomar en cuenta de los tubos auditivos

La colocación del tubo en el oído es un procedimiento quirúrgico que requiere anestesia y es relativamente seguro, con un bajo riesgo de complicaciones graves. Sin embargo, algunos de los posibles riesgos que deben tomarse en cuenta son:

  • Sangrado e infección
  • Drenaje persistente de líquido
  • Tubos bloqueados por secreciones de sangre, mucosidad u otras secreciones
  • Formación de cicatrices o debilitamiento del tímpano
  • Tubos que se salen demasiado pronto o que permanecen demasiado tiempo
  • Incapacidad del tímpano para cerrar después de que el tubo se salga o se retire

Consulta con el pediatra u otorrinolaringólogo de tu hijo todas tus dudas respecto a esa intervención si este la recomienda para tratar y/o prevenir infecciones de oído en tu niño(a).

 

Vía: Health Day News / Clínica Mayo