Pese a su nombre, el trigo sarraceno no es un tipo de trigo. Oficialmente, ni siquiera es un grano, sino una semilla que se cosecha de una planta con flores relacionada con el ruibarbo. Pero estos granos en forma de pirámide son similares a cualquier otro grano, tanto desde una perspectiva culinaria como nutricional.

El trigo sarraceno no contiene gluten pero es rico en fibra y varios minerales. También contiene altos niveles de rutina, un compuesto (flavonoide) que también se encuentra en las manzanas y los cítricos y que ayuda a que los vasos sanguíneos sean más fuertes y flexibles.

Asimismo, varios estudios sugieren que comer trigo sarraceno puede ayudar a reducir los niveles de colesterol y mantener los niveles de azúcar en sangre bajo control.

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Es posible que estés familiarizado con la harina de trigo sarraceno, que a veces se agrega a los hot cakes o waffles. Las crepas de trigo sarraceno elaboradas en la región francesa de Bretaña se llaman galettes. En los países asiáticos, los fideos hechos con harina de trigo sarraceno (como el soba japonés) son populares. El trigo sarraceno entero tostado generalmente se remoja y se cuece a fuego lento en una papilla conocida como kasha, un alimento básico en Rusia y otros países de Europa del Este.

Los granos de trigo sarraceno, llamados grañones, se venden crudos o tostados. Puede tostar granos crudos de color marrón o marfil en una sartén para hacer un aderezo crujiente para ensaladas o sopas. Los granos tostados, que son marrones con un sabor a nuez ligeramente terroso, se pueden cocinar como arroz.

 

Vía: Harvard Medical School