Es normal guardar cosas que nos traen buenos recuerdos o aquellas que podrían servirle a alguien más. El problema surge cuando desechar o separarse de toda pertenencia provoca ansiedad o angustia. Esto se conoce como trastorno de acumulación compulsiva y requiere la ayuda de un especialista.

La acumulación compulsiva oscila entre un trastorno leve a grave, de acuerdo con expertos de Mayo Clinic. En algunos casos, no repercute en gran medida sobre la calidad de vida; mientras que en otros, afecta gravemente el funcionamiento cotidiano.

Síntomas

  1. Adquirir y almacenar una cantidad excesiva de objetos.
  2. Tener dificultad persistente para desechar las cosas.
  3. Acumular desorden a tal punto que las habitaciones se vuelven inutilizables.

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Factores de riesgo

Las causas del trastorno de acumulación compulsiva no son muy claras. Especialistas se han dado a la tarea de estudiar desde la genética, hasta el funcionamiento del cerebro y los sucesos estresantes en la vida como posibles causas.

Por lo general, la acumulación compulsiva comienza alrededor de los 11 a 15 años —y empeora con los años—. Los factores de riesgo suelen ser los siguientes:

  1. Personalidad. La mayoría de las personas con trastorno de acumulación compulsiva tiene un temperamento indeciso, entre otros rasgos.
  2. Antecedentes familiares. Existe una estrecha relación entre tener un familiar con trastorno de acumulación compulsiva y padecer este trastorno.
  3. Acontecimientos estresantes de la vida. Algunas personas padecen trastorno de acumulación compulsiva después de un suceso estresante y difícil de afrontar, como la muerte de un ser querido, un divorcio, entre otros.

Aunque suena desalentador, la prevención de este trastorno no es un tema sencillo de abordar, debido a que poco se sabe sobre sus causas. Sin embargo, recibir tratamiento al primer indicio puede ayudar a evitar que empeore, así como sucede con otros trastornos de la mente.

Si consideras que necesitas ayuda, no dudes en pedirla. Un diagnóstico acertado puede mejorar tu calidad de vida.

 

Vía: Mayo Clinic