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ConmociónEl suicidio es un tema delicado, en él influyen muchos factores, tanto fisiológicos como mentales y sociales; ahora, un reciente estudio ha arrojado que las personas que han sufrido una conmoción cerebral pueden tener hasta tres veces más riesgo de cometer un suicidio en los años posteriores.

De acuerdo con el doctor Donald Redelmeier, autor del estudio y científico principal del Instituto de Ciencias de la Evaluación Clínica y médico del Centro de Ciencias de la Salud Sunnybrook, en Toronto, Canadá, la mayoría de las investigaciones sobre los efectos a largo plazo de las conmociones cerebrales se había desarrollado con veteranos militares y deportistas profesionales, por lo que él y sus colaboradores se concentraron en investigar las consecuencias de las conmociones en la población general.

Tras analizar los resultados, según Redelmeier, «nadie se suicida en las semanas o meses posteriores a la conmoción”, y dijo que el suicidio tendía a ocurrir, en promedio, cerca de los seis años después de sufrir la lesión.

Para llegar a esta conclusión, Redelmeier y su equipo buscaron expedientes de personas que habían sufrido una conmoción cerebral y que no necesitaron una cirugía ni ser hospitalizadas; encontraron más de 200 mil personas con esta condición. De ellos, 677 se suicidaron. Al final se registró una tasa de suicidio de 31 por cada 100 mil personas al año.

Tras publicarse los resultados, Robert Glatter, médico de emergencias del Hospital Lenox Hill en Nueva York y ex-médico del equipo de futbol americano New York Jets, dijo que “esto, por sí mismo, es un hallazgo importante. Simplemente sufrir una conmoción aumenta el riesgo de suicidio en pacientes sin antecedentes psiquiátricos. Todos los médicos de atención primaria y los pediatras deben estar conscientes de este estudio».

Glatter explicó que se cree que la relación entre esta clase de lesión en la cabeza y el suicidio se debe a que las conmociones cerebrales provocan lesiones duraderas en el cerebro, las cuales afectan la química del mismo y aumenta el riesgo de trastornos en el estado de ánimo, mismos que pueden conducir al suicidio.

Por su parte, Uzma Samadani, neurocirujana del Centro Médico del Condado de Hennepin en Minneapolis, Minnesota, comentó que este estudio refuerza la necesidad de mejorar la detección y el tratamiento de las conmociones cerebrales pues advierte que «ahora no contamos con una forma universalmente aceptada de definirlas, detectarlas y diagnosticarlas».

Redelmeier indica que los pacientes que sufrieron una conmoción deben incluirla en su expediente médico, de manera similar a las alergias o las cirugías anteriores, pues esto brindará un mayor panorama a los doctores sobre cualquier síntoma que indique depresión.

 

Vía: Health Library