¿Podrían ser tus genes los culpables de tus bochornos? Una nueva investigación publicada en la revista Menopause sugiere que sí, ya que la genética juega un papel tanto en la gravedad como en la frecuencia de dicha característica durante la menopausia.

Si bien los bochornos (o sofocos) son comunes, no afectan a todas las mujeres de la misma forma, y las razones de tales diferencias no están claras.

Se sospecha de la genética porque las mujeres de raza negra tienden a tener más problemas con los bochornos que las mujeres blancas; y las mujeres chinas y japonesas parecen tener sofocos más leves, dijeron los investigadores.

Para obtener más información, los autores observaron a más de 1,200 mujeres de diversas etnias y concluyeron que algunos de los mismos factores genéticos que predicen el envejecimiento reproductivo también podrían estar asociados con los bochornos.

Esto sugiere que la genética puede desempeñar un papel en la predicción de la gravedad y la frecuencia de los sofocos.

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Comprender cuál es el papel de los genes en los bochornos resulta crucial para diseñar tratamientos que permitan controlarlos, apuntaron los investigadores.

«Este estudio encontró que los factores genéticos asociados con el envejecimiento del sistema reproductivo pueden estar relacionados con los síntomas vasomotores durante la transición a la menopausia, además de que difieren entre los grupos raciales/étnicos», señaló la doctora Stephanie Faubion, directora médica de The North American Menopause Society (NAMS).

«Nuestros resultados nos acercan un paso más a poder predecir la experiencia de una mujer con los síntomas de la menopausia, y nos permitirían brindar recomendaciones de manejo basadas, en parte, en su genética», subrayó Faubion.

«Asimismo, los investigadores podrían utilizar estas variaciones genéticas específicas como objetivos para el desarrollo de nuevos fármacos capaces de aliviar los síntomas vasomotores», aseguró. Los síntomas vasomotores suelen describirse como sonrojos, bochornos y sudores nocturnos.

Investigaciones previas han sugerido una conexión entre el índice de masa corporal y la frecuencia y gravedad de los sofocos, aunque esta asociación es compleja y depende de la etapa del envejecimiento reproductivo, indicó la NAMS.

Tener niveles más bajos de estrógeno también se ha relacionado con bochornos más frecuentes, y algunos de estos estudios encontraron evidencia de cierta superposición en los genes asociados con la edad de una mujer al comienzo de la menstruación y su edad en la menopausia natural, finalizaron los autores.

 

Vía: Health Day News