La búsqueda de los adolescentes por volverse independientes es una parte normal de su desarrollo. Las mamás y los papás no deben verlo como un rechazo o una pérdida de control; más bien, deben ser constantes y consistentes. Asimismo, deben estar disponibles para escuchar las ideas de su hijo(a) sin dominar su identidad independiente.

Aunque los adolescentes siempre desafían a las figuras de autoridad, necesitan o desean límites. Los límites brindan un espacio seguro para que crezcan y funcionen. Establecer límites significa tener reglas y regulaciones preestablecidas sobre su comportamiento.

Las luchas de poder comienzan cuando la autoridad está en juego, o cuando «tener razón» se convierte en el tema principal. Tales situaciones deben evitarse, si es posible. Una de las partes (generalmente el adolescente) será dominada. Esto hará que la o el joven pierda la confrontación. Como resultado, el adolescente puede sentirse avergonzado, inadecuado, resentido y amargado.

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Los padres deben estar preparados y reconocer los conflictos comunes que pueden desarrollarse durante la crianza de los adolescentes. La experiencia puede verse afectada por cuestiones no resueltas de la propia infancia de la madre o el padre, o de los primeros años del adolescente.

Con base en la información anterior, los padres deben saber que sus hijos adolescentes desafiarán repetidamente su autoridad. Por ello y para reducir los conflictos importantes, es importante mantener las líneas de comunicación abiertas, así como establecer límites muy claros (que pueden ser negociables).

La mayoría de los padres sienten que tienen más sabiduría y crecimiento personal a medida que se enfrentan a los desafíos de ser padres de jóvenes adolescentes.

 

Fuente: U.S. National Library of Medicine