Los sonidos no deseados pueden tener una variedad de efectos en la salud mental.

El cerebro siempre está monitoreando los sonidos en busca de señales de peligro, incluso durante el sueño. Como resultado, el ruido frecuente o fuerte puede provocar ansiedad o estrés. Con la exposición continua a la contaminación acústica (o ruido ambiental), aumenta la sensibilidad de una persona al estrés.

Las personas que viven cotidianamente con contaminación acústica pueden sentirse irritables, nerviosas, frustradas o enojadas. Si una persona siente que no es capaz de controlar la cantidad de ruido en su entorno, el impacto en su salud mental será más intenso.

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El ruido ambiental también es una causa común de alteraciones del sueño. Una persona puede experimentar lo siguiente:

  • Dificultad para conciliar el sueño
  • Incapacidad para permanecer dormida
  • Despertar demasiado temprano

Sumado a ello, los sonidos pueden reducir la profundidad y la calidad del sueño, alterando la cantidad del mismo con movimientos oculares rápidos. Esto puede afectar el estado de ánimo y la capacidad de concentración de un individuo.

 

Fuente: Medical News Today