Tener una fobia significa que le tienes mucho miedo a un objeto, ser vivo, situación o actividad específicos. Sufrir de una fobia a algo es muy diferente a la preocupación o el estrés cotidianos. Por ejemplo, la mayoría de las personas sienten preocupación y estrés en algún momento, como cuando hablan frente a un gran grupo de personas. Las personas con fobias tienen tanto miedo que les resulta difícil realizar actividades normales, como ir a trabajar.

Experimentar una fobia incluye sentir estrés por estar cerca del objeto o ser vivo, estar en la situación o realizar la actividad. También incluye tener miedo del objeto/ser vivo, de la situación o de la actividad en sí. Las personas con fobias evitan aquello a lo que le temen para no sentirse preocupadas ni estresadas.

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Existen diferentes tipos de fobias:

  1. Fobias al entorno natural, como tener miedo a las tormentas o a los rayos.
  2. Fobias a los animales, como tener miedo a las arañas o a los perros.
  3. Fobias a las lesiones por una inyección, como tener miedo a la sangre o a la aguja de una jeringa.
  4. Fobias situacionales, como tener miedo a volar, a los elevadores (y otros espacios cerrados) o a los puentes.
  5. Otras fobias, como tener miedo de atragantarse o de vomitar. Otras fobias en los niños incluyen tener miedo a los ruidos fuertes o a los personajes disfrazados, como los payasos.

Muchas personas que experimentan fobias también tienen otro problema, como un trastorno de ansiedad, depresión o trastorno por uso de sustancias.

Si crees estar experimentando algún tipo de fobia, acude con un profesional de la salud mental.

 

Fuente: Michigan Medicine – University of Michigan Health