Si eres adolescente y has escuchado sobre «practicar la atención plena», tal vez hayas pensado en colchonetas de yoga y pantalones elásticos. Sin embargo, la atención plena es una herramienta para todos. No necesitas estar en ningún lugar especial ni tener las «cosas adecuadas» para practicarla. Estar consciente de la realidad solo significa permanecer presente en el momento y prestar atención. Puede ayudarte a calmar tu mente, relajar tu cuerpo y manejar el estrés, así lo señala el Sistema de Salud de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos.

Por ello, si te encuentras en la adolescencia, aquí te mencionamos algunas formas sencillas de practicar la atención plena en tu vida diaria:

1. Come tu almuerzo y no hagas nada más

Deja tu teléfono a un lado. No leas tus tareas de la escuela. Apaga la televisión. Básicamente, no hagas múltiples tareas como estás acostumbrado(a) a hacer.

Siéntate en un lugar en donde te sientas cómodo(a) y trata de comer despacio. Observa la textura de tu sándwich. ¿El pan es suave o firme? ¿El contenido es crujiente o cremoso? Escucha el crujido de una galleta o tostada. Toma sorbos lentos de tu bebida e intenta sentirla viajar por tu garganta hasta que se derrame en tu estómago. ¿Un poco asqueroso? Quizás. ¿Consciente de? Definitivamente.

2. Escucha música, pero realmente escúchala

Piensa en tu canción favorita. Lo sabes por dentro y por fuera, ¿verdad? Cada letra, cada pausa, cada segundo. Pero intenta escucharla desde un ángulo diferente. Por ejemplo, si te encantan las letras, concéntrate en escuchar la música detrás de las letras. ¿Puedes descubrir qué instrumentos se están utilizando? ¿Qué tal si la velocidad de la canción se ralentiza o se acelera? Ve si el ritmo de la música está afectando tu cuerpo. Tal vez puedas sentirlo en tu pecho. O tal vez el ritmo activa tus dedos para «tamborear» sobre la mesa u otra superficie.

Conoce más: Uso de teléfonos inteligentes y obesidad en los adolescentes, lo que debes saber

Si comienzas por escuchar atentamente una canción que conoces bien, también prueba hacerlo con una que no conozcas tan bien. O si lo has hecho con una canción que tiene letra, inténtalo con una que no la tenga. ¿Cuál es la diferencia? Determina qué estrategia funciona mejor para ti.

3. Sal a caminar

Simplemente salir a caminar puede ser una forma de practicar la atención plena. No tienes que caminar una gran distancia ni atravesar un campo de trigo dorado al atardecer. Solo tienes que intentar permanecer en el momento y prestar atención a lo que ves, oyes, hueles y sientes. Si tu mente divaga, está bien. Solo tráela de vuelta y enfócate nuevamente. Cuanto más practiques la atención plena, más fácil será estar «presente» durante más tiempo.

4. Acaricia a un perro o acicala a un gato

O acurrúcate con un hámster o sostén un lagarto. Si tienes una mascota de algún tipo, puedes practicar la atención plena mostrándole afecto. Nota: ¡Esto funciona mejor con mascotas que no sean peces!

Concéntrate en la temperatura del cuerpo del animal y su peso contra tu cuerpo. Trata de escuchar el ritmo de su respiración. O ve si puedes sentir el latido de su corazón golpeteando contra tu mano. Mientras haces esto, respira profunda y constantemente. Esto puede ayudarte a calmarte y relajarte. ¿Beneficio agregado? También puede ayudar a tu amigo animal a relajarse.

RECUERDA: A veces, la parte más difícil de la atención plena es simplemente tener un marco de referencia para ponerla en práctica. Pero incluso dedicar un poco de tiempo a estar consciente puede tener beneficios. Piensa en estos consejos como un punto de partida. A medida que te sientas más cómodo(a) practicando la atención plena, probablemente podrás encontrar nuevas formas de incorporarla en tu día a día.

 

Fuente: University of Michigan Health