La ira puede desencadenarse por sentimientos, personas, eventos, situaciones o recuerdos. Puedes sentirla cuando te preocupas por los conflictos en el hogar, por un compañero de trabajo mandón o por el tráfico de vehículos en las calles.

La ira es una emoción normal que todo el mundo siente de vez en cuando. Sin embargo, cuando la experimentas con demasiada intensidad o con demasiada frecuencia, puede convertirse en un problema. La ira puede poner en tensión tus relaciones o causarte problemas en la escuela o en el trabajo.

Algunas personas parecen ser más propensas a la ira. Otras quizás crecieron en un hogar lleno de ira y amenazas. El exceso de ira ocasiona problemas tanto para ti como para las personas que te rodean. Estar enojado todo el tiempo aleja a la gente. También puede ser perjudicial para el corazón y causar problemas estomacales, dificultad para dormir y dolores de cabeza.

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Con base en la información anterior, es posible que necesites ayuda para controlar tu ira si:

  1. A menudo te metes en discusiones que se salen de control.
  2. Te pones violento(a) o rompes cosas cuando estás enojado(a).
  3. Amenazas a los demás cuando te enojas.
  4. Has sido arrestado(a) o encarcelado(a) debido a tu enojo o ira.

RECUERDA: El manejo de la ira enseña a expresar tu ira de una manera saludable. Puedes aprender a expresar tus sentimientos y necesidades respetando a los demás. Habla con un profesional de la salud mental si crees necesitar este tipo de terapia.

 

Fuente: U.S. National Library of Medicine