Cuando una persona sufre la pérdida de un ser amado y no ocurre lo que se considera un «duelo normal», o si el duelo se prolonga durante mucho tiempo sin ningún progreso, se le conoce como «duelo complicado» o «duelo no resuelto». (Recordemos que el duelo se refiere a cómo reacciona una persona ante la pérdida de un ser querido).

Es importante detectar el duelo no resuelto. Por ello, a continuación te mencionamos sus síntomas:

  1. Incredulidad continua sobre la muerte del ser querido, o entumecimiento emocional por la pérdida.
  2. Incapacidad para aceptar la muerte.
  3. Sentirse preocupado(a) por el ser querido o por cómo murió.
  4. Tristeza intensa y dolor emocional, que a veces incluye amargura o ira.
  5. Incapacidad para disfrutar los buenos recuerdos sobre el ser querido.
  6. Culparse por la muerte.
  7. Tener deseos de morir para estar con la persona amada.
  8. Evitar en exceso los recordatorios de su pérdida.
  9. Anhelo y añoranza continuos por el difunto o difunta.
  10. Sentirse solo(a), separado(a) de los demás o con desconfianza hacia otros desde la muerte del ser amado.
  11. Problemas para perseguir intereses o planificar el futuro después de la muerte del ser querido.
  12. Sentir que la vida no tiene sentido o que está vacía sin el ser querido.
  13. Pérdida de identidad o propósito en la vida, sentir que parte de ti mismo(a) murió con el ser querido.

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RECUERDA: Para algunas personas que cuidan a un familiar o ser querido con una enfermedad prolongada, el duelo no resuelto puede comenzar mientras el ser querido todavía se encuentra con vida. Los cuidadores que están bajo estrés severo, especialmente si el panorama es sombrío, pueden correr un mayor riesgo de experimentar un duelo anormal incluso antes del fallecimiento de su familiar.

Con base en lo anterior, si tú o alguien cercano a la persona fallecida presenta alguno de los síntomas antes mencionados, hablen con un proveedor de atención médica o con un profesional de la salud mental.

 

Fuente: American Cancer Society