La fibrosis quística, una condición hereditaria que afecta las glándulas mucosas y sudoríparas, incide en diversos órganos vitales del cuerpo humano, incluyendo pulmones, páncreas, hígado, intestinos, senos paranasales y órganos sexuales.

Esta enfermedad condiciona la densidad y viscosidad de la mucosidad corporal, generando tapones en los pulmones que dificultan la respiración y fomentan el crecimiento bacteriano. Esto conlleva infecciones pulmonares recurrentes y daño pulmonar progresivo.

Los síntomas y la gravedad de la fibrosis quística pueden variar considerablemente. Algunas personas pueden experimentar complicaciones desde su nacimiento, mientras que en otros casos, la enfermedad puede manifestarse más adelante, incluso en la adolescencia o la adultez temprana. La evolución de los síntomas también puede fluctuar a lo largo del tiempo.

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico de la fibrosis quística se realiza mediante pruebas genéticas, análisis de sangre y pruebas de sudor. Aunque no existe una cura definitiva, los tratamientos han avanzado significativamente en años recientes. 

Anteriormente, la esperanza de vida de las personas con esta enfermedad era limitada, pero hoy en día, con terapias más efectivas, muchos pacientes con fibrosis quística pueden sobrepasar los cuarenta o cincuenta años e, incluso, más.

Los tratamientos actuales abarcan una variedad de enfoques, desde terapia física para el pecho hasta terapias nutricionales y respiratorias, medicamentos específicos y programas de ejercicio. Estos tratamientos buscan aliviar los síntomas, reducir las infecciones respiratorias y mejorar la calidad de vida del paciente.

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La fibrosis quística sigue siendo un desafío médico, pero los avances en la medicina han ampliado significativamente la perspectiva de vida y la calidad de los pacientes afectados por esta enfermedad. 

Con un enfoque multidisciplinario y tratamientos especializados, se ha logrado mejorar el bienestar y la longevidad de quienes la padecen.

Si conoces a alguien con esta enfermedad, llama a un profesional de la salud ante síntomas nuevos —o si estos empeoran—, particularmente si hay dificultad respiratoria grave o expectoración con sangre.

 

Fuente: Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos