La hepatitis C es una inflamación del hígado que se desarrolla después de contraer el virus de la hepatitis C. Este se transmite a través de la sangre, lo que significa que solo puede transmitirse o contraerse a través de la sangre del portador o portadora del virus.

La hepatitis C puede ser aguda o crónica:

  • La hepatitis C aguda suele no presentar ningún síntoma. Cualquier síntoma que experimentes puede aparecer dentro de una semana o dos después de la exposición, y podría desaparecer por sí solo en unas pocas semanas.
  • En contraste, los síntomas de la hepatitis C crónica pueden desarrollarse (y empeorar) durante un período de meses o incluso años. Es posible que no notes ningún síntoma hasta que se vuelvan severos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor de 58 millones de personas en todo el mundo padecen hepatitis C crónica.

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En países como Estados Unidos, la hepatitis C figura entre los tipos más comunes de hepatitis, junto con la hepatitis A y B. Sin embargo, a diferencia de la hepatitis A y B, todavía no existe una vacuna para prevenir la hepatitis C.

Si no recibe tratamiento, la enfermedad puede causar complicaciones de salud graves, que incluso pueden causar la muerte. Estas incluyen:

  • Cirrosis (cicatrización del hígado)
  • Insuficiencia hepática
  • Cáncer de hígado

No obstante, la mayoría de las veces, la hepatitis C se puede curar. Hacerte la prueba y recibir tratamiento de inmediato puede ayudar a reducir las posibilidades de síntomas graves e insuficiencia hepática.

Si deseas saber más sobre la hepatitis C, consulta a tu médico.

 

Fuente: Healthline