Un estudio de edad ósea les permite a los médicos estimar la madurez del sistema esquelético de un niño. Lo llevan a cabo tomando una sola radiografía de la muñeca, la mano y los dedos izquierdos. Los huesos en la imagen de rayos X se comparan con imágenes de rayos X en un atlas estándar de desarrollo óseo. Dicho atlas se basa en datos de muchos otros niños del mismo sexo y edad. La edad ósea (también llamada edad esquelética) se mide en años.

Los huesos de los niños poseen áreas de crecimiento de hueso nuevo, llamadas placas de crecimiento, en ambos extremos. Estas añaden longitud y anchura al hueso. Se pueden observar en una radiografía porque son más suaves y contienen menos minerales, lo que los hace aparecer más oscuros en una imagen de rayos X que el resto del hueso.

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Los huesos y las placas de crecimiento cambian con el tiempo. Conforme los niños crecen, sus placas de crecimiento lucen más delgadas en las radiografías y eventualmente desaparecen (lo que se conoce como «placas de crecimiento cerradas»). Los médicos asignan la edad ósea de un niño en función de qué imágenes de rayos X estándar en el atlas se asemejan más a los huesos del niño en la radiografía.

Una diferencia entre la edad ósea de un niño y su edad cronológica podría indicar un problema de crecimiento. Sin embargo, los niños perfectamente saludables también pueden tener edades óseas que difieren de sus edades reales.

Para realizar el estudio, tu hijo(a) se sentará en un taburete y colocará la mano izquierda sobre la mesa con los dedos separados. Debe permanecer quieto durante 2 a 3 segundos para que la imagen de rayos X sea clara. Si la imagen luce borrosa, el técnico de rayos X podría tomar otra.

 

Fuente: Nemours Foundation