La gota es una forma de artritis inflamatoria. La condición se caracteriza por involucrar brotes de síntomas, que son períodos durante los cuales surge o empeora cierta sintomatología. No existe cura para la gota, y la condición puede empeorar con el paso del tiempo sin el tratamiento adecuado.

Los tratamientos se enfocan en reducir la gravedad de los síntomas durante un brote y en prevenir brotes futuros. Los médicos suelen tratar de reducir la cantidad de ácido úrico en la sangre, lo que contribuye a desarrollar síntomas de la gota.

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De acuerdo con el Johns Hopkins Arthritis Center, un ataque de gota generalmente alcanza su punto máximo dentro de las 12 a 24 horas posteriores al inicio. Sin embargo, dicho período variará según la respuesta de la persona al tratamiento y su estado de salud general.

El tratamiento debe hacer que los síntomas vuelvan a la normalidad unos días después del brote. Como el tratamiento acorta la duración de los brotes, estos últimos suelen durar entre 7 y 14 días sin él.

Asimismo, el tratamiento puede reducir la gravedad de los síntomas. Una revisión del año 2014 que analizó al fármaco colchicina, descubrió que las personas que usaban este tratamiento tuvieron 25% más de probabilidades de reportar una reducción del 50% del dolor durante un brote, en comparación con las que recibieron un placebo. No obstante, la colchicina puede causar efectos secundarios, como náuseas, vómitos y diarrea.

 

Fuente: Medical News Today