Los hongos prosperan en ambientes cálidos y húmedos. Debido a ello, las infecciones fúngicas de la piel pueden desarrollarse en áreas sudorosas o húmedas que no reciben mucho flujo de aire. Algunos ejemplos incluyen los pies, la ingle y los pliegues de la piel.
Generalmente, estas infecciones aparecen como una erupción escamosa o una decoloración de la piel que suele producir picazón.
Algunas infecciones fúngicas de la piel son muy comunes. Aunque la infección puede ser molesta e incómoda, por lo general no es grave.
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Las infecciones cutáneas causadas por hongos a menudo se transmiten por contacto directo. Esto puede incluir entrar en contacto con hongos en la ropa u otros artículos, o con aquellos que se encuentran en una persona o animal.
Existen varios factores que pueden aumentar el riesgo de contraer una infección por hongos en la piel. Estos incluyen:
- Vivir en un ambiente cálido o húmedo.
- Sudar mucho.
- No mantener la piel limpia y seca.
- Compartir artículos como ropa, zapatos, toallas o ropa de cama.
- Usar ropa ajustada o calzado que no respira bien.
- Participar en actividades que impliquen un contacto frecuente de piel con piel.
- Entrar en contacto con animales que pueden estar infectados.
- Tener un sistema inmunitario debilitado debido a medicamentos inmunosupresores, tratamiento contra el cáncer o afecciones como el VIH.
Fuente: Healthline