La inflamación pulmonar puede ser causada por la exposición a toxinas o irritantes en el aire, infecciones respiratorias y enfermedades pulmonares como asma o bronquitis crónica.
Dicha inflamación puede ser aguda (que ocurre rápidamente y de manera grave) o crónica (es persistente o recurrente). El diagnóstico suele involucrar un examen físico, análisis de sangre, estudios de imagen y otros procedimientos. El tratamiento generalmente se centra en tratar la causa subyacente, pero se pueden recetar medicamentos antiinflamatorios o inmunosupresores para tratar directamente la inflamación. En ocasiones se requiere cirugía.
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Los síntomas de la inflamación pulmonar pueden desarrollarse de forma muy repentina o gradual con el paso del tiempo. Estos varían según la causa subyacente, el alcance de la inflamación y la salud general de la persona.
Los síntomas de inflamación pulmonar pueden incluir:
- Fatiga
- Sibilancias
- Dificultad para respirar
- Tos productiva (húmeda) o no productiva (no húmeda)
- Fácil agotamiento con el esfuerzo físico
- Malestar, dolor u opresión en el pecho
Asimismo, con la inflamación pulmonar crónica, son comunes la pérdida de apetito y la pérdida de peso involuntaria.
Fuente: Very Well Health