Los virus dependen de las células de otros organismos para vivir y replicarse. Estos se transmiten de un huésped a otro cuando las secreciones respiratorias infectadas llegan a las membranas mucosas de una persona sana. La forma en que ocurre la transmisión puede incluir:

  1. Contacto directo de persona a persona, como abrazar, besar o estrechar la mano.
  2. Inhalar pequeñas gotas en el aire al estornudar o toser.
  3. Tocar algo que tenga el virus (como la perilla de una puerta, un vaso, utensilios o juguetes) y después tocarse la boca, la nariz o los ojos.

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De esto se deduce que, cuanto más cerca estás de las personas y cuanto más compartes un espacio, más probable es la transmisión. En invierno, muchas personas tienden a realizar sus actividades al aire libre en el interior. Por ejemplo:

  • El recreo escolar se lleva a cabo en un gimnasio o espacio cerrado, en lugar de al aire libre.
  • La gente camina por centros comerciales abarrotados en lugar de por una pista, banqueta o un barrio.
  • Las personas permanecen en casa más horas del día.

Este contacto cercano durante los meses más fríos incrementa la probabilidad de transmitir gérmenes.

 

Fuente: Very Well Health