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Los alimentos precocinados -es decir, aquellos que se compran en congelación y solo se necesitan calentar o que se les agregue agua caliente para poder consumirlos- son cada vez más fáciles de conseguir en tiendas y supermercados.

Aunque se trata de una opción de alimentación rápida -algo ideal para el ritmo de vida acelerado que lleva un gran porcentaje de personas- y un poco más económica, quizá su consumo no sea lo más ideal para la salud integral, destacó un reciente estudio europeo.

De acuerdo con la investigación, que fue publicada en la revista especializada British Medical Journal, abusar en el consumo de alimentos precocinados podría relacionarse con un aumento en el riesgo de desarrollar cáncer.

Tras analizar datos y hábitos de más de 100 mil personas, los investigadores encontraron que “el consumo de alimentos ultra transformados está ligado con un riesgo global más elevado de cáncer (entre 6 y 18% más) y de cáncer de mama entre 2 y 22% más”.

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Durante años ha sido objeto de debate si los alimentos precocinados suponen algún riesgo para la salud integral. Y este trabajo fue el primero en estudiar “la asociación entre el consumo de productos alimentarios ultra transformados y la incidencia de cáncer basándose en una vasta evaluación detallada y al día de las comidas”, detallaron los investigadores.

Los alimentos precocinados de mayor incidencia que encontraron los investigadores durante el estudio incluyeron:

-Panes.

-Dulces.

-Postres.

-Cereales.

-Bebidas azucaradas.

-Carnes procesadas.

-Pastas y sopas instantáneas.

-Comidas congeladas.

Los especialistas informaron que esta clase de alimentos “contienen a menudo cantidades más elevadas de lípidos, lípidos saturados, azúcares y sales añadidos, así como una débil densidad de fibras y vitaminas”, lo que podría explicar sus riesgos de consumirse en exceso.

Si bien este tipo de alimentos responden a las necesidades básicas de una alimentación promedio, lo cierto es que no son los más indicados para formar parte de una dieta equilibrada y deberían relegarse a un consumo ocasional (1 vez a la semana, por ejemplo).

 

Vía: British Medical Journal (BMJ)