Un estudio reciente publicado en la revista The BMJ analizó diferentes medidas de la forma del cuerpo, más específicamente, de la grasa central o abdominal, para determinar qué medidas ayudaban a predecir mejor la muerte prematura.

De esta forma, descubrieron que una circunferencia de cadera y muslo más grandes (a veces denominada forma de pera) se asoció con un menor riesgo de muerte por todas las causas. Todas las demás medidas, que indicaron grasa localizada en el centro o en el abdomen (a veces llamada forma de manzana), se asociaron con un mayor riesgo de muerte. Es decir, cuanta más grasa abdominal tenga una persona, mayor será su riesgo de morir por cualquier causa.

Investigaciones previas han demostrado que la obesidad abdominal está más fuertemente relacionada con factores de riesgo cardiovascular que la obesidad general, como aumento de la presión arterial, niveles elevados de triglicéridos en sangre y diabetes tipo 2. Los estudios han demostrado que incluso se asocia con la demencia, el asma y algunos cánceres.

La grasa localizada alrededor del abdomen, particularmente la grasa visceral que rodea el hígado y los órganos internos, es altamente inflamatoria y metabólicamente disruptiva: libera moléculas inflamatorias que contribuyen a la resistencia a la insulina, a la diabetes tipo 2 y, en última instancia, a las enfermedades cardiovasculares. Por el contrario, la grasa ubicada en las caderas y los muslos es protectora. Estos efectos protectores incluyen una asociación con un colesterol total más bajo, colesterol LDL (o colesterol malo), triglicéridos, calcificación arterial, presión arterial, niveles de glucosa e insulina en sangre y una mayor sensibilidad a la insulina.

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Cómo reducir el riesgo

Con base en la información anterior, si tienes grasa abdominal, seguramente te estarás preguntando cómo puedes reducirla. Pues te tenemos dos noticias: una mala y una buena. Otro estudio que analizó la distribución de la grasa entre gemelos idénticos y fraternos reveló la mala noticia, que es que la forma en que tu cuerpo almacena grasa está determinada en gran parte por tu genética.

La buena noticia es que la grasa abdominal responde a los mismos hábitos y estrategias de comportamiento recomendados para una buena salud general y para la pérdida total de grasa corporal. Tales estrategias incluyen las siguientes:

  • Sigue una dieta saludable que incorpore proteínas magras, frutas, verduras y cereales integrales.
  • Limita los carbohidratos procesados, y especialmente los azúcares agregados, que son azúcares que no se encuentran naturalmente en los alimentos.
  • Realiza una actividad física adecuada, al menos 150 minutos por semana de actividad física moderada a vigorosa.
  • Duerme lo suficiente: para la mayoría de los adultos, eso significa de siete a ocho horas por noche.
  • Limita el estrés, ya que se correlaciona con la liberación de la hormona cortisol, que a su vez se relaciona con el aumento de peso abdominal.

 

Vía: Harvard Medical School