Se conocen como abscesos a las acumulaciones de pus (fluido espeso causado por una infección) en cualquier parte del cuerpo. En la mayoría de los casos, el área alrededor del absceso se suele hinchar o inflamar.

Estas cavidades aparecen cuando se infecta un área de tejido y nuestro sistema inmunitario trata de combatirlo.

Cuando un área se infecta, el sistema inmunitario intenta combatir la infección enviando glóbulos blancos hacia el área infectada, en donde se acumulan y causan inflamación. Durante este proceso se forma pus.

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Los abscesos pueden llegar a formarse en casi cualquier parte del cuerpo. Los sitios más comunes en donde pueden aparecer son la piel, el área subcutánea y los dientes.

Un absceso puede ser causado por bacterias, parásitos y sustancias extrañas. Los que aparecen en la piel son fáciles de notar: tienen un color rojo, son elevados y dolorosos.

Tipos de abscesos

Algunos de los tipos y su ubicación son:

-Abdominal (dentro del vientre).

-Hepático amebiano (en el hígado).

-Anorrectal.

-Absceso de Bartolino (en una de las glándulas de Bartolino).

-Cerebral.

-Epidural (entre la cubierta exterior del cerebro, la médula espinal y los huesos del cráneo o la columna vertebral).

-Absceso periamigdalino (alrededor de las amígdalas).

-Hepático piógeno (zona llena de pus en el hígado).

-Cutáneo.

-Subcutáneo.

-Absceso de la médula espinal.

-Dental.

El tratamiento varía dependiendo del tipo de absceso. En la mayoría de los casos, se requiere cirugía para drenarlo, así como el uso de antibióticos.

Es importante acudir con un profesional de la salud cuando se identifique o se sospeche tener algún tipo de absceso.

Algunos tipos de abscesos se pueden prevenir, dependiendo del sitio donde aparecen. Por ejemplo, practicar buenos hábitos de higiene puede ayudar a prevenir los cutáneos. Con ayuda de la higiene dental y los cuidados de rutina se previenen los abscesos dentales.

 

Vía: Medline Plus