A medida que transcurre el embarazo, es común que muchas mujeres sufran de várices en las piernas. No obstante, te contamos sobre algunas recomendaciones para favorecer la circulación sanguínea y evitar o atenuar la aparición de estas indeseables manifestaciones.

Circulación-embarazada

Si presentas várices importantes, deberías utilizar medias elásticas durante el trabajo de parto y en las 48 horas posteriores para prevenir la aparición de una trombosis venosa. También en estos casos se aconseja levantarse lo antes posible después del parto, para prevenir complicaciones. Después del parto debes realizar un control con un médico especialista, que de ser necesario te realizará un tratamiento recién a partir de los 6 meses del alumbramiento.

Síntomas para tener en cuenta

Si presentaras várices en las que en forma brusca aparecen signos y síntomas, como endurecimiento de la vena varicosa, dolor y enrojecimiento en la zona, debes consultar a tu médico ya que pueden ser síntomas y signos de tromboflebitis.

Las várices pueden dar comezón o doler, y estéticamente pueden molestarte, pero por lo general son inofensivas a corto plazo. Por eso, si fuese necesario hacer un tratamiento, podrías esperar hasta después del embarazo.

Un pequeño porcentaje de personas con várices desarrollan coágulos de sangre en las venas, cerca de la superficie de la piel (una afección que se denomina trombosis venosa superficial). Cuando salen estos tipos de coágulos, la vena puede ponerse dura y parecerse a una cuerda, y el área circundante volverse roja, caliente, sensible o dolorosa.

Estos coágulos habitualmente no son peligrosos, pero si piensas que tienes uno no dejes de llamar a tu médico. Algunas veces se infecta el área que rodea el coágulo (en cuyo caso es posible que también presentes fiebre o escalofríos) y, en ese caso, tendrás que recibir tratamiento con antibióticos inmediatamente. Llama también en seguida a tu médico si notas que una de tus piernas está muy hinchada o tiene úlceras, o si la piel próxima a las venas cambia de color.

No hay que confundir la trombosis venosa superficial con una afección grave llamada trombosis venosa profunda (TVP), en la que se forman coágulos en las venas profundas, por lo general en las piernas. El embarazo puede hacerte más propensa a padecer TVP, ya sea que tengas várices o no, pero no es muy común.

Si contraes TVP, puede suceder que no tengas síntomas, o bien que tengas hinchazón repentina y con dolor en el tobillo, pierna y muslo. En ese caso el dolor puede ser mayor si flexionas el pie o permaneces parada, y puede también aparecerte un poco de fiebre. En caso de que notes alguno de estos síntomas, llama inmediatamente a tu médico.

Si tienes uno de estos coágulos, será necesario que te internen y administren medicación anticoagulante que licúe la sangre. Si el coágulo no se trata debidamente, podría llegar a desprenderse y trasladarse a los pulmones, una afección potencialmente mortal denominada embolia pulmonar.

Los síntomas de una embolia pulmonar incluyen: respiración dificultosa o dolorosa, tos (o tos con sangre), sensación de nerviosismo y palpitaciones. Esto síntomas requieren una llamada urgente al 911.

Eliminación de las várices

Las várices suelen mejorar durante los tres o cuatro meses posteriores al parto. En estos meses, es aconsejable continuar usando medias de soporte, hacer ejercicio con regularidad, evitar estar parada o sentada durante mucho tiempo, y levantar las piernas siempre que te sea posible.

Sin embargo, si las várices no desaparecen y te resulta muy incómodo vivir con ellas, o incluso si te parecen desagradables a la vista, puedes recurrir a distintas opciones de tratamiento. Consulta con tu médico para que te mande a un especialista.