La circuncisión neonatal implica la remoción quirúrgica total o parcial del prepucio del pene del recién nacido. Es un procedimiento muy antiguo y que ha resultado controversial en distintas épocas de la historia de la humanidad, pues surgió el cuestionamiento sobre si debía practicarse de forma rutinaria o solo en condiciones especiales.
Hoy en día, se considera que probablemente sea uno de los procedimientos quirúrgicos neonatales más frecuentes. Hasta el momento, no se conoce el alcance de dicha práctica a nivel mundial, pero en Estados Unidos se estima que la prevalencia e incidencia de la tasa de circuncisión masculina oscila en un rango de 42 a 80 por ciento entre las diferentes poblaciones.
En un estudio reciente realizado por el Centro para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC) de ese país, se reporta que la tasa promedio de circuncisión abarca a casi el 60 por ciento de todos los neonatos. Sin embargo, esta estimación no contabiliza los recién nacidos fuera de esa red de hospitales, pues la circuncisión normalmente es efectuada en los días posteriores al nacimiento y antes del alta del paciente, y la circuncisión electiva posterior al nacimiento, por lo general es resultado de un retraso en el procedimiento por bajo peso al nacer o debido a una enfermedad neonatal.
¿Cómo se realiza?
Los métodos de circuncisión masculina más comunes para el recién nacido incluyen: la pinza Gomco, el dispositivo Plastibell, y la pinza Mogen (o variaciones derivadas del mismo principio en que cada uno de estos métodos está basado). Decidir cuál de ellos usar, se basa en la experiencia del médico que realiza la circuncisión, aunque también se toman en cuenta elementos comunes a la utilización de cada uno de los dispositivos para llevar a cabo el procedimiento, entre los que figuran: la estimación de la cantidad de piel externa para ser retirada; la dilatación del orificio del prepucio (de tal manera que el glande pueda visualizarse para garantizar que es normal; liberar el epitelio del prepucio interior del epitelio del glande; colocar el dispositivo (a veces es necesaria una incisión dorsal), dejar el dispositivo in situ el tiempo suficiente para producir la hemostasia, y eliminar el prepucio.
¿Cuáles son sus riesgos?
La circuncisión en un bebé prematuro se asocia con un mayor riesgo de complicaciones tardías (mala estética, aumento del riesgo de pene atrapado, adherencias). También existe evidencia de que la circuncisión de un recién nacido que tiene una importante capa de grasa supra púbica, tiene un riesgo más alto de complicaciones a largo plazo. La presencia de adherencias después de la circuncisión tiende a ir desapareciendo hasta 6 meses después del procedimiento, excepto las adherencias gruesas, por lo que se recomienda lisis para eliminarlas. Las complicaciones mayores de la circuncisión incluyen amputación de pene, trasmisión de herpes simple, infección por estafilococo meticilino resistente, fístula cutánea, isquemia de glándulas y muerte. La mayoría de estas complicaciones son tan poco frecuentes que no son reportadas en la literatura.
¿Cuáles son sus beneficios?
A largo plazo, y de acuerdo con literatura publicada desde 1995, la circuncisión reporta un efecto protector de 40 a 60 por ciento en la reducción del riesgo de adquisición de VIH y otras infecciones de transmisión sexual. También hay evidencia que asocia la circuncisión con una menor prevalencia de virus del papiloma humano (VPH), herpes simple tipo 2, así como con una disminución de vaginosis bacteriana en las parejas mujeres. Asimismo, existen datos que demuestran que la circuncisión masculina disminuye la incidencia de infección del tracto urinario en niños menores de 2 años de edad, en comparación con aquellos que no fueron circuncidados. También se ha asociado con una reducción significativa en el riesgo de cáncer cervicouterino, aunque es pequeña.
Asimismo, no existe evidencia clara de que la función sexual se ve afectada negativamente en los hombres circuncidados y no circuncidados.
Recomendaciones
La analgesia es segura y eficaz en reducir el dolor durante la circuncisión del recién nacido; por lo tanto, debe proporcionarse la analgesia adecuada cada vez que se practique el procedimiento.
Los médicos deben asistir a los padres de forma objetiva explicando los beneficios y riesgos potenciales de la circuncisión y también deben de respetar la parte religiosa, tradicional y costumbres de la familia. Si los padres desean diferir el procedimiento para después o esperar hasta que el propio niño o adolescente participe en la toma de decisiones, deben de ser informados sobre el posible incremento en el riesgo y los costos, pues esto suele involucrar una recuperación mas tardía junto con abstinencia sexual (en adolescentes y adultos).
Vía: Academia Mexicana de Pediatría