Aunque se hable poco de él, el equilibrio es una cualidad fundamental para la salud integral. En esencia, se trata  de la capacidad que tenemos para estar de pie y realizar casi cualquier acción corporal.

Al ser una cualidad natural, el equilibrio está presente en nosotros desde que nacemos. Sin embargo, por diversos motivos, no todos los niños lo dominan con la misma facilidad. Como en todas las habilidades, hay niños que tienen más capacidad de equilibrio que otros.

Y aunque los trastornos del equilibrio son considerados poco comunes en niños, estos pueden ser subestimados, siendo pasados por alto. Identificarlos y resolverlos puede significar una mejora importante en su salud integral y su calidad de vida.

Existen diversos tipos de trastorno del equilibrio, con sus respectivas causas, lo que provoca que los síntomas puedan variar de un niño a otro. Sin embargo, por lo general, los niños con este tipo de trastornos pueden presentar síntomas como:

-Sensación de inestabilidad, que provoca que les resulte difícil pararse, caminar, doblar las esquinas o subir escaleras sin caerse.

-Chocar con cosas, tropezarse o caerse con frecuencia.

-Caminar con las piernas demasiado separadas o no poder caminar sin tambalearse.

-Dificultad para caminar en la oscuridad o en superficies desniveladas.

-Vértigo. Los niños pueden describirlo como una sensación de que están flotando o ‘en un carrusel’.

-Sentirse mareados, aturdidos o desorientados sin motivo aparente.

Si un pequeño presenta varios de estos síntomas lo ideal es acudir con un especialista en salud, para que evalúe la situación.

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Si los problemas de equilibrio no son graves, la solución puede consistir en algo que les encanta a los niños: jugar.

Existen diversos juegos que pueden ayudar a un niño a dominar mejor su equilibrio, algunos de ellos son:

-El juego de la tiza.- Consiste en dibujar una estructura en el piso con una tiza -o gis- para ir saltando en ella con un solo pie y recoger la tiza conforme vaya cayendo. De esta manera, aprenderán a mantener el equilibrio cuando tengan que agacharse sin poner la otra pierna en el suelo.

-El juego de la bailarina o de la grulla.- Consiste en colocarse en posición de bailarina, es decir, con los brazos en alto y unidos con las manos, mientras una de las piernas se pone apoyada en la contraria con el pie en la rodilla. Si consiguen dar una vuelta o más, esto hará que gane el que más tiempo aguante equilibrando su cuerpo.

-El juego de la cadena.- Consiste en ponerse en fila, apoyando las manos en los hombros de la persona de delante. Después, cada uno tendrá que ponerse dependiendo de las instrucciones del primero: en un pie, solamente apoyando una mano, etc.

-El juego de la elevación.- El equilibrio también puede trabajarse cuando se tienen los dos pies en el suelo, y se intenta mantener pisando únicamente con los talones, de manera que gana el que más tiempo aguante sin balancearse.

 

Vía: Kid’s Health, Guía Infantil