El hecho de querer bajar de peso de forma rápida y fácil suele ocasionar que muchas personas recurran a métodos poco seguros que solo ponen en riesgo su salud integral. Entre estos recursos desesperados se encuentra el uso de laxantes.
Desde hace varios años tomar laxantes para bajar de peso ha sido una práctica habitual para muchas personas, ya que existe la creencia -completamente errónea- de que usando estos se puede conseguir una menor absorción de grasas.
En este contexto, los adultos jóvenes que presentan sobrepeso u obesidad son los más propensos a intentar bajar de peso mediante conductas purgativas, usando laxantes o diuréticos, encontró un reciente estudio.
Conoce más: 7 alimentos ideales para ayudarte a bajar de peso
Tomar laxantes de forma frecuente “es una práctica poco segura que puede conducir a una enfermedad grave y a la hospitalización”, advirtió el doctor Jason Nagata, autor del estudio y miembro de la división de medicina de adolescentes y adultos jóvenes y del programa de trastornos de la alimentación en los Hospitales Pediátricos Benioff de la Universidad de California en San Francisco, en Estados Unidos.
Uso incorrecto
Los laxantes no son un método para adelgazar. Su uso únicamente debe ser bajo prescripción médica en episodios de estreñimiento, y eso solo como última medida.
Un laxante tiene la función de acelerar los movimientos del intestino y hacer que los alimentos pasen más rápido, consiguiendo de esta forma que se acelere el proceso digestivo y se eliminen antes las sustancias de deshecho.
Sin embargo, lo anterior provoca que nuestro organismo tenga menos tiempo para asimilar los nutrientes de los alimentos. Por lo que al utilizar laxantes de forma frecuente puede crear a la larga una situación de desequilibrio nutricional que puede derivar en anemia, mareos o debilidad.
Además, un laxante no ayuda a eliminar las grasas ya existentes en el organismo. Por lo que no se debe caer en confusiones, los laxantes no son quema grasas ni ayudan a bajar de peso.
Vía: Health Library, Vitónica
