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Con el paso del tiempo, cada vez se ha hecho más común la presencia del refresco en la dieta diaria no solo de personas adultas, sino también de niños. Acción que, de acuerdo con diversas investigaciones científicas, es una costumbre poco saludable.

Los refrescos -y las bebidas azucaradas en general, pueden llegar a representar una seria amenaza para la salud integral, sobre todo si su consumo es frecuente.

Por ejemplo, recientemente se ha popularizado en redes sociales la historia de una mujer adulta que, tras haber consumido múltiples latas de refresco al día durante 20 años, desarrolló varios problemas de salud: obesidad, diabetes tipo 2 y un serio caso de presión arterial.

Lamentablemente su caso no es aislado, ya que actualmente muchas personas en todo el mundo acostumbran beber refresco como parte de su día a día, sin darle demasiada importancia.

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Lo cierto es que los riesgos de tomar esta clase de bebidas de forma frecuente son varios:

-Beber un refresco al día, aunque sea light, puede llegar a ocasionar obesidad abdominal y problemas del corazón a largo plazo.

-Las personas que toman dos o más refrescos a la semana pueden llegar a tener el doble de riesgo de desarrollar cáncer de páncreas, según una investigación publicada en la revista especializada Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention.

-Las cantidades de azúcar que proporcionan estas bebidas provocan, en promedio, un aumento de medio kilo a la semana (si se consumen a diario).

-Consumir más de un refresco a la semana, además de contribuir al sobrepeso, podría ser un factor para desarrollar problemas de presión arterial.

-Al no ofrecer ningún valor nutricional, los refrescos aportan calorías vacías que reemplazan a las de los alimentos más nutritivos. Por ejemplo, una presentación de 600 ml contiene aproximadamente 252 kcal.

-Su consumo frecuente puede ser un importante factor de riesgo para propiciar la aparición de caries.

-Pueden aumentar los niveles de glucosa, siendo un potencial factor de diabetes.

 

Vía: BBC Mundo