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¿Los hábitos alimenticios de tus hijos podrían ser un reflejo de sus personalidades? Pues un nuevo estudio publicado en la revista Pediatric Obesity encontró un vínculo entre ambos factores, pero los investigadores indican que dicha conexión no está totalmente clara.

En concreto, descubrieron que los niños que comen lento tienen menos probabilidades de ser extrovertidos e impulsivos, y aquellos que son muy sensibles a las señales externas de la comida (la necesidad de comer cuando se ve, huele o saborea la comida) tienen tasas más altas de frustración, incomodidad y dificultad para autocalmarse.

Otro hallazgo fue que los niños que responden bien a la sensación de saciedad tienden a tener más autocontrol.

El estudio incluyó a 28 personas que se inscribieron en un programa de intervención familiar para reducir la velocidad de alimentación entre niños de 4 a 8 años.

Esta investigación es importante porque una alimentación más rápida, así como una mayor capacidad de respuesta a las señales alimentarias, se han relacionado con un mayor riesgo de obesidad en los niños, advirtió Myles Faith, profesor de consejería, psicología escolar y psicología educativa en la Escuela de Graduados de Educación de la Universidad de Búfalo (Estados Unidos) y coautor del estudio.

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«Este trabajo estableció relaciones entre el temperamento y los patrones de alimentación en los niños; sin embargo, todavía existe la cuestión del huevo y la gallina y ¿qué viene primero? Se necesitan investigaciones que den seguimiento a las familias a lo largo del tiempo para desenmarañar estas vías de desarrollo», subrayó Faith.

«El temperamento está relacionado con muchos resultados del desarrollo y el comportamiento de los niños; sin embargo, pese a la evidencia emergente, pocos estudios han examinado su relación con la obesidad pediátrica», comentó el doctor Robert Berkowitz, director del Programa de Investigación de Trastornos de la Alimentación y el Peso del Hospital Infantil de Filadelfia y coautor del estudio.

Se necesita más investigación para comprender el papel que desempeñan los padres en el temperamento y la conducta alimentaria de sus hijos, dijo la coinvestigadora principal y primera autora del trabajo Alyssa Button, candidata a doctorado en la citada escuela y especialista sénior de apoyo a la investigación en el Departamento de Pediatría de la Facultad de Medicina y Ciencias Biomédicas de la Universidad de Búfalo.

«Los padres pueden usar la comida para calmar a los niños temperamentales y aliviar las emociones negativas», destacó Button.

«Las investigaciones futuras deberían examinar las diferentes formas en que los padres alimentan a sus hijos en respuesta a su temperamento, así como explorar si la relación entre el temperamento y las conductas alimenticias es una calle de dos vías. ¿Podría el hábito de comer más lento, con el tiempo, conducir a una menor impulsividad?», finalizó la investigadora.

 

Fuente: Health Day News