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Existen numerosos y graves riesgos para la salud asociados con la obesidad en los niños, tanto a corto como a largo plazo. Los niños con obesidad tienen más probabilidades de desarrollar presión arterial alta (hipertensión) y colesterol alto en la sangre, considerados factores de riesgo para futuras enfermedades cardiovasculares (enfermedades del corazón y de los vasos sanguíneos, incluyendo los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro).

Por ejemplo, un estudio encontró que hasta el 70 por ciento de los niños con obesidad tenían al menos un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular.

Tales niños también poseen un riesgo mucho mayor de desarrollar diabetes tipo 2. De hecho, el aumento de la diabetes tipo 2 entre los menores de edad ha generado una gran preocupación en la comunidad médica, ya que la diabetes tipo 1, que es más rara, solía considerarse como la “diabetes infantil”.

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Ahora, con el aumento de la obesidad infantil, se ha producido una auténtica explosión de casos de diabetes tipo 2 en los niños. Debido a que la diabetes también funge como un importante factor de riesgo de enfermedad cardiovascular, se considera una afección con graves ramificaciones a largo plazo.

Asimismo, los niños con obesidad tienen más probabilidades de desarrollar problemas respiratorios, como asma y apnea obstructiva del sueño. Estos menores también tienen más probabilidades de desarrollar problemas en las articulaciones y enfermedad del hígado graso, que con el tiempo se ha asociado con cirrosis y cáncer de hígado.

Finalmente, como han señalado muchos expertos, la obesidad o el sobrepeso durante la infancia generalmente conduce al desarrollo de obesidad durante la edad adulta.

 

Fuente: Very Well Health