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Las proteínas en polvo son fuentes concentradas de proteínas de alimentos animales o vegetales, como lácteos, huevos, arroz o guisantes.

Existen tres formas comunes:

  1. Concentrados de proteínas. Producidos mediante la extracción de proteínas de alimentos integrales utilizando calor y ácido o enzimas.
    Por lo general, suministran del 60 al 80% de proteína, y del 20 al 40% restante se compone de grasas y carbohidratos.
  2. Aislados de proteínas. Un proceso de filtrado adicional elimina más grasa y carbohidratos, concentrándose todavía más la proteína. Los polvos de aislado de proteína contienen alrededor de 90 a 95% de proteína.
  3. Hidrolizados de proteínas. Producidos por calentamiento adicional con ácido o enzimas (lo que rompe los enlaces entre los aminoácidos), los hidrolizados se absorben más rápidamente en el cuerpo y en los músculos. Cabe mencionar que los hidrolizados parecen elevar los niveles de insulina más que otras formas, al menos en el caso de la proteína de suero. Esto puede mejorar el crecimiento muscular después de realizar ejercicio.

Conoce más: ¿Cómo elegir proteínas saludables para el cuerpo?

Algunos polvos también están fortificados con vitaminas y minerales, especialmente calcio.

Sin embargo, no todo el mundo se beneficia de estos polvos. Si tu dieta ya es rica en proteínas de alta calidad, es probable que no veas mucha diferencia en tu calidad de vida al añadir proteína en polvo.

No obstante, los atletas y las personas que levantan pesas regularmente pueden encontrar que tomar proteína en polvo ayuda a maximizar la ganancia muscular y la pérdida de grasa.

Las proteínas en polvo también pueden ayudar a las personas que luchan por satisfacer sus necesidades proteicas solo con alimentos, como aquellas que están enfermas, los adultos mayores y algunos vegetarianos o veganos.

NOTA IMPORTANTE: Te recomendamos acudir con tu médico o nutriólogo antes de agregar este tipo de suplementos a tu dieta.

 

Fuente: Healthline