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En la mayoría de los casos, el daño prolongado y la cirrosis son las principales consecuencias del cáncer hepático. Sin embargo, la hepatitis B y C, así como la obesidad, aumentan la incidencia de la enfermedad. A decir de Enrique Wolpert, presidente del Comité Científico de la Fundación Mexicana para la Salud Hepática (FundHepa), este tipo de cáncer se puede prevenir siguiendo ciertas medidas. Entre ellas destacan:

  1. Vacunación contra la hepatitis B.
  2. Examen de detección de hepatitis C.
  3. Alimentación equilibrada.
  4. Moderación en el consumo de alcohol y tabaco.

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«La diabetes y la obesidad también son factores de riesgo importantes para el desarrollo del cáncer de hígado. La incidencia de hepatocarcinoma, como se denomina, puede estar aumentando debido al impacto de la epidemia de hepatitis C y la obesidad», aseguró.

A decir del especialista, las enfermedades crónicas inflamatorias, como la hepatitis B o C, aumentan hasta en un 95% la probabilidad de desarrollar cáncer de hígado; en tanto, la cirrosis incrementa en un 80% la posibilidad de este tipo de tumor maligno.

En cuanto a la obesidad, se genera una cadena de enfermedades que culmina en el cáncer de hígado, es decir, lleva a tener hígado graso no alcohólico y, posteriormente, cirrosis. En la mayoría de los casos, la cirrosis evoluciona a cáncer, debido a la hepatitis C.

Te recomendamos acudir a chequeos médicos frecuentes y mantener un estilo de vida saludable. Recuerda que la clave está en la prevención.

 

Vía: Notimex