mudarse-hogar¿Sabías que mudarse puede aumentar el riesgo de que un niño sufra problemas de salud mental y de comportamiento en etapas posteriores de su vida? Pues esto es lo que sugiere un estudio reciente realizado por el Centro de Seguridad y Salud Mental de la Universidad de Manchester, en Inglaterra.

Lo anterior fue especialmente cierto para aquellos que se mudaron frecuentemente durante la adolescencia temprana, destacaron los investigadores.

Sin embargo, el estudio no establece una relación directa de causa y efecto entre las mudanzas constantes y los problemas psiquiátricos, simplemente encontró una asociación.

«La movilidad residencial infantil se asocia con múltiples resultados adversos a largo plazo», afirmó el investigador principal, Roger Webb.

«A pesar de que la movilidad residencial frecuente podría ser un marcador de dificultades psicosociales familiares, se observaron los riesgos elevados de todo el espectro socioeconómico, y la movilidad pueden ser intrínsecamente perjudicial», añadió el experto.

El estudio incluyó a 1.4 millones de daneses nacidos entre 1971 y 1997, cuya familia se mudó entre el nacimiento y sus 14 años de vida posteriores. Después, se les dio seguimiento desde los 15 hasta los 40 años.

Los resultados mostraron que 37% de los participantes se trasladó a un municipio distinto al menos una vez antes de que cumplieran 15 años, y múltiples mudanzas fueron más comunes durante su infancia, halló el estudio.

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Los investigadores dijeron que mudarse a otro hogar durante la niñez se asoció con un mayor riesgo de intento de suicidio, actos delictivos violentos, enfermedad mental, abuso de sustancias y muerte prematura durante el periodo de seguimiento. Los riesgos parecían aumentar con múltiples mudanzas, observándose los más altos entre las personas que se mudaron varias veces cuando tenían entre 12 y 14 años de edad.

Si la familia era pobre, de clase media o rica no alteró el riesgo aparente, reveló el estudio, que fue publicado en la revista American Journal of Preventive Medicine.

«Los servicios sociales y de salud, las escuelas y otras entidades públicas deben estar al pendiente de las necesidades psicológicas de los adolescentes reubicados, incluyendo los de las familias de altos ingresos, así como los de las familias necesitadas», concluyó Webb.

 

Vía: HealthDay News