i-mujer-pesoDejar de comer: No es recomendable dejar de comer, hacer ayunos prolongados (más de 6 horas), además de ocasionar un descontrol en tus niveles de glucosa, también podría ocasionar que acumules grasa, esto sucede debido a que el organismo al no recibir energía ocasionada por periodos largos de ayuno empezará a almacenar la energía de los siguientes alimentos que consumas, es decir, acumularás la grasa de cada comida y lo único que perderás será músculo. Dicho de otra manera, bajarás de peso, pero a base de la pérdida de músculo, no de grasa. Por eso se recomiendan tres comidas principales y dos colaciones. (Desayuno, colación, comida, colación, cena).

Consumo en exceso de bebidas diuréticas: Las bebidas diuréticas son aquellas que al ser ingeridas ayudan a eliminar agua y electrolitos en el organismo, principalmente por medio de la orina. Por lo que después de consumirlas irás frecuentemente al baño.

Las bebidas diuréticas son buenas y una manera natural de eliminar el exceso de líquidos adicionales en el cuerpo, pero cuando se consume más de lo necesario pueden ocasionar deshidratación y eliminación de algunos minerales que necesitamos, principalmente el potasio, el cual es necesario para que las neuronas y las células musculares de todo el cuerpo funcionen correctamente. Su deficiencia se conoce como hipocalemia y podrías experimentar calambres o dolores musculares. Otra consecuencia del abuso en el consumo de bebidas diuréticas suele ser la pérdida de cabello y adelgazamiento de las uñas.

No cenar: no cenar podría ocasionar que debido al ayuno prolongado, además de almacenar grasa en tu organismo y volverlo más lento, puedas experimentar alguna hipoglucemia en la noche (cuando el azúcar en la sangre se baja más de lo normal), como resultado al siguiente día podrías sentir dolores de cabeza, cansancio excesivo, además de dificultad para despertar.

Tomar medicamentos o productos naturales de dudosa procedencia: En algunos casos, después de un cambio de estilo de vida en donde se incluya una adecuada alimentación y actividad física, se llega a sugerir el consumo de medicamentos para bajar de peso, pero sin una correcta prescripción y supervisión médica. Los efectos secundarios podrían ser serios, incluso mortales, algunos efectos pueden ir desde pérdida de cabello, hasta aumento de la presión arterial, problemas para dormir, nerviosismo, estreñimiento, boca seca, depresión, además de que los efectos de reducción no duran mucho.

• Hacer las dietas de otros amigos: Debido a que cada organismo es diferente, habrá ocasiones en las que la misma dieta no le funcione igual a otra persona, ya que el metabolismo de cada persona es diferente, por ejemplo, hay metabolismos que son más rápidos que otros. La efectividad de la dieta dependerá si es adecuada para el peso, el sexo, la edad, la ocupación, gustos y posibilidades económicas de cada persona.

Eliminar completamente los cereales: En este grupo de alimentos se encuentran el maíz, trigo, avena, arroz, amaranto, centeno, cebada y sus productos derivados como la tortilla, el pan, el cereal de caja, las pastas, el arroz. Los cereales aportan la mayor parte de la energía que se necesita diariamente, así como una importante cantidad de vitaminas. La recomendación de consumir los cereales integrales es con el fin de obtener mayor cantidad de vitaminas, así como de ser una fuente importante de fibra dietética, la cual ayuda a normalizar las evacuaciones y a dar volumen a la dieta (tortillas, pan, arroz, pastas), al eliminar este grupo de alimentos se podría presentar estreñimiento, cólicos abdominales, además de un déficit de vitaminas y energía. Lo ideal es consumirlos en cantidades moderadas, pero no eliminarlos.

Bibliografía:

1.  Torres Granillo, AR. (2011). Tratamiento nutricio de la obesidad. Febrero 2011. (Apuntes de clase). Gómez Munguía, L. Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. México.

2. Bourges H. Los alimentos y la dieta. En: Casanueva E. Nutriología Médica 2001: 501-507.

3. Green, C. B., Takahashi, J. S., & Bass, J. (2008). The Meter of Metabolism. Cell, 134(5), 728–742. doi:10.1016/j.cell.2008.08.022