La vida adulta suele estar llena de factores que provocan estrés, el cual -según han encontrado diversas investigaciones- en cantidades altas y frecuentes puede ocasionar diversos problemas de salud.

Sin embargo, algo que la mayoría de adultos suelen ignorar es que los niños también pueden experimentar situaciones estresantes. Que los niños sufran estrés es más común de lo que se cree.

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De acuerdo con expertos, incluso los niños muy pequeños tienen preocupaciones y sienten estrés en alguna medida.

Factores que lo detonan

En los niños, son diversas las fuentes de estrés, entre las que destacan las siguientes:

-Ingresar a la escuela (por primera vez, a un nuevo plantel o ciclo escolar, e incluso tras el regreso de un periodo de vacaciones).

-Presiones académicas y sociales (en especial, querer ‘encajar’ en un determinado grupo de amistades).

-No tener tiempo para jugar de manera creativa o relajarse después de la escuela.

-Las noticias del mundo y/o verse expuestos a imágenes perturbadoras por televisión o que escuchen hablar sobre desastres naturales, guerra y terrorismo.

-Una enfermedad, la muerte de un ser querido o un divorcio.

Señales de alerta

Los padres pueden sospechar que uno de sus hijos experimenta un agobio de estrés si muestra alguno o varios de los siguientes síntomas:

-Cambios de humor.

-Mal comportamiento.

-Cambio en los patrones del sueño o mojar la cama.

-Efectos físicos (dolor de estómago y dolor de cabeza).

-Problemas para concentrarse o terminar la tarea.

-Abstraerse o pasar mucho tiempo solos.

Consejos

Para reducir el impacto de factores estresantes, los padres pueden ayudar a sus hijos de la siguiente manera:

-Asegurarse de que tengan un descanso adecuado y una nutrición correcta.

-Hacerse un tiempo para estar con ellos todos los días. Estar disponible para ellos, ya sea que necesiten hablar o simplemente estar en el mismo cuarto que los padres.

-El tiempo de calidad es importante incluso a medida que los niños crecen. Expresar interés por el día de los hijos les demuestra que, para los padres, ellos son importantes.

 

Vía: Kid’s Health