La pregunta de “¿Qué quieres ser cuando seas grande?” es común en cualquier familia, reunión o plática casual que involucre a niños y adultos. Y si bien esta puede ser realizada con la mejor de las intenciones, en realidad podría presionar a los pequeños.

Preguntar a los jóvenes qué quieren ser les perjudica”, indicó Adam Grant, psicólogo especializado en psicología organizacional y profesor en la Wharton School de la Universidad de Pennsylvania, en Estados Unidos.

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De acuerdo con el experto, el problema no es la pregunta en sí, sino las repercusiones que tiene la respuesta de los niños en los adultos, quienes solo aprueban aquellas respuestas que implican profesiones bien pagadas. Lo cual puede generar una carga importante de estrés en los pequeños, e incluso en los jóvenes.

¿Por qué?

Grant expuso que hay tres motivos importantes por los que los adultos deben cambiar la forma en que hacen esta pregunta y sus expectativas en cuanto a la respuesta que recibirán:

1. Se reduce a términos profesionales.- “Cuando te preguntan qué quieres ser de grande, no es socialmente aceptable responder ‘un padre’ o ‘una madre’, ni mucho menos ‘una persona íntegra’. Esta podría ser una de las razones por las que los hijos creen que el éxito es más apreciado. Cuando usamos nuestros empleos para definirnos, nuestra valía depende de lo que logremos”, señaló.

2. Limitación.- Según el experto, esta pregunta implica “que todos tenemos una sola vocación. Aunque esto puede ser una fuente de felicidad, hay estudios que indican que la búsqueda de una vocación hace que los estudiantes se sientan perdidos y confundidos. Aunque tengas la fortuna de encontrarla, tal vez no sea una carrera profesional viable”.

3. Expectativas desbordadas.- “Las profesiones rara vez cumplen con tus expectativas de la infancia. En un estudio, buscar el trabajo ideal provocaba que los estudiantes del último año de la universidad se sintieran ansiosos, estresados, abrumados y deprimidos a lo largo del proceso, así como menos satisfechos con el resultado”, indicó Grant.

Consejo

Para evitar que la pregunta sobre qué quieren ser de grandes abrume a niños y jóvenes, el especialista recomendó seguir un par de sencillas recomendaciones:

-Establecer expectativas modestas. “Hay abundante evidencia que demuestra que, en lugar de tener una imagen rosa de cómo será un trabajo, es mejor tener una visión realista, con todos sus defectos”.

-Motivar desde perspectivas más allá de las profesionales. “Estoy a favor de motivar a los jóvenes para que sueñen en grande y aspiren a mucho. Pero esas aspiraciones deben ir más allá de la vida profesional. Invítalos a que piensen qué tipo de persona quieren ser, y todas las cosas que les gustaría hacer”.

 

Vía: The New York Times