Los niños que son fumadores pasivos, es decir que personas dentro de su círculo social fuman cerca de ellos, sufren daños irreversibles en las arterias y tienen un mayor riesgo de sufrir un ataque cardiaco y accidente cerebrovascular más adelante en sus vidas, reveló un nuevo estudio.
Los autores de este trabajo encontraron que 3 mil 700 adultos de Australia y Finlandia, que habían estado expuestos a humo de cigarro durante su infancia, tienen paredes arteriales más gruesas, lo que representa enormes riesgos para la salud. De todos los casos analizados, quienes siendo niños vivieron en un hogar en el que los dos padres fumaban, presentaron en promedio .015 milímetros más grosor en las arterias en comparación con los casos en los cuales los tutores no consumían cigarros.
El engrosamiento interno de las arterias añade un extra de casi cuatro años a la edad biológica de los vasos sanguíneos de un adulto.
Los investigadores de la Universidad de Tasmania y el Instituto de Investigación de Menzies aseguran que los resultados proporcionan una prueba más para apoyar las medidas para proteger a los niños del humo de segunda mano.
“Los padres o incluso quienes estén pensando en tener un hijo, deben dejar de fumar. Esto no sólo va a restaurar su propia salud , sino también proteger el salud de sus hijos en el futuro», señaló la principal autora del estudio, Seana Gall.
Gall también apuntó que los niños fumadores pasivos “cuando sean adultos, tendrán mayores probabilidades de ser fumadores y tener sobrepeso”.
Vía: Health Library
