Aunque pequeña en tamaño, la linaza posee un gran valor nutricional.

Estas semillas de la planta Linum usitatissimum, muy parecidas al ajonjolí se consideran un alimento funcional, es decir, un alimento que va más allá de los nutrientes básicos para proporcionar beneficios a la salud y/o reducir el riesgo de enfermedades crónicas; así lo señala un informe publicado en la revista Journal of Food Science and Technology.

La semilla de linaza es excelente al ser rica en el ácido graso omega-3 ALA (ácido alfa-linolénico), además de que posee fitoquímicos llamados lignanos (que tienen propiedades antioxidantes y anticancerígenas) y fibra. Es ideal para el corazón y la salud digestiva, así como para apoyar al sistema inmunológico. Incluso, puede bajar el colesterol y posiblemente la presión arterial en algunas personas, señalan los autores del estudio.

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Con todos estos benficios, la pregunta del millón es: ¿Cómo conseguir más linaza en tu dieta? Especialmente porque una cucharada tiene apenas 37 calorías.

En primer lugar, para absorber todos sus nutrientes, debes comer semillas de linaza en su forma molida, nunca enteras. Puedes comprar linaza molida o, mejor aún, comprar semillas enteras y molerlas en una moledora de café justo antes de que vayas a utilizarlas. Debes mantener la linaza en el refrigerador para mantener y hacer durar su frescura.

La linaza tiene un sabor a nuez, por lo que es ideal para servirla en cereales calientes o fríos, yogur y requesón, e incluso en fruta. Trata de mezclar la linaza en aderezos para ensaladas, o en mayonesa o puré de aguacate para untarla en un sándwich. Añádela a la masa para hot cakes, galletas, muffins, panes y otros productos horneados. También puedes mezclarla en un licuado o batido.

Comienza agregando 1 cucharada al día en tu dieta, y gradualmente aumenta a 5 cucharadas.

 

Vía: Health Day News