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El pasado 11 de octubre la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) hicieron públicos varios estudios en los que se detectó una alta incidencia de violencia en contra de la mujer, tanto en América con en otras partes del mundo. El organismo calificó como “alarmantemente común” esta práctica, y destacó que una de cada tres mujeres en el mundo sufre violencia en algún momento de su vida. La OMS destacó que si bien la violencia y el abuso durante la niñez no tienen una frecuencia tan alta, sus consecuencias pueden ser mucho más duraderas.

Estos estudios apuntan a que las niñas que viven maltrato o están expuestas a un ambiente en el que su madre o su madrastra sufren de violencia, tienen mayores posibilidades de ser víctimas de violencia sexual o de pareja durante alguna etapa de su vida. Los resultados de la investigación arrojan que la violencia en contra de las niñas resulta en problemas de salud física y mental, entre los cuales se encuentran fracturas, embarazos no deseados y depresión.

En este sentido, la doctora Gina Tambini, directora de Familia, Genero y Curso de vida de la OPS / OMS, destaca que el sector salud “tiene un importante papel que desempeñar en la prevención de la violencia, pero no puede actuar solo”. La doctora Tambini agrega que existen datos probatorios que “indican que la prevención a largo plazo exigirá enfoques integrales y multisectoriales tanto por parte del gobierno como de la sociedad civil”.

niñas-en-la-escuelaEste tipo de colaboración ya ha sido puesto en marcha por la OMS/OPS en Costa Rica, en donde se ha creado un grupo de trabajo integrado por profesionales de diversas especialidades e instituciones. En este esfuerzo, los participantes de distintos sectores realizan intervenciones integrales, multisectoriales y sostenibles para prevenir la violencia, bajo la premisa de que la “violencia se genera y reproduce donde hay socialización, en las familias, escuelas, guarderías y comunidades, donde las personas están juntas, aprenden y comparten”, por lo cual la meta es transformar estos espacios de socialización en entornos seguros que rechacen “todas las formas de violencia y promuevan la igualdad de género”.

Fuente: Organización Mundial de la Salud