Saber diferenciar entre la depresión posparto y un trastorno depresivo puede llegar a ser muy importante, señalan expertos. Confundirlas, apuntan, podría derivar en un mal tratamiento y, en algunos casos, influenciar negativamente en la salud de los hijos.
Como su nombre sugiere, la depresión posparto es aquella que se presenta cuando nace un hijo. Por su parte, el trastorno depresivo aqueja a los pacientes independientemente de si acaba de nacer un bebé o no.
Teniendo en cuenta estos criterios, además de los resultados de una serie de estudios, se encontró que el tratamiento para mujeres con depresión posparto es igual al de pacientes con trastornos depresivos graves o ansiedad general. Hecho que podría no ayudar al correcto tratamiento de la depresión posparto.
Esta fue una de las conclusiones a las que llegaron científicos de Francia, Canadá y Estados Unidos en un artículo publicado en Trends in Neurosciences. En él, exponen que existen ciertas diferencias entre la actividad neuronal de personas con depresión posparto y aquellas que presentan trastorno depresivo sin haber dado a luz.
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El artículo detalla que las madres con depresión (ya sea posparto o por otro tipo de trastorno) pueden dificultar la creación de vínculos con sus hijos, o bien, ser más intrusivas, irritables, incluso desapegadas o introvertidas, lo que podría derivar en consecuencias para la salud de los niños a largo plazo.
“Los hijos de madres con depresión tienen necesidades médicas mayores que los hijos de mujeres que no sufren este tipo de trastornos”, resaltaron. Los síntomas de la depresión posparto, expusieron, son tristeza, inquietud, agitación y problemas de concentración. Un perfil similar al de otros trastornos depresivos graves que se suelen dar durante la vida adulta.
Finalmente, apuntan que comprender la manera en la que actúan estos trastornos en la maternidad ayudará a diseñar tratamientos más efectivos, mismos que derivarían en una mejora para la salud tanto de madres como de hijos.
Vía: Notimex
