Tener una conversación con tu médico o enfermera puede ayudarte a comprender qué exámenes de detección necesitas y con qué frecuencia debes realizártelos, así lo indica el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos. Es posible que debas hacerte ciertas pruebas una vez al año, y que quizás necesites someterte a otras con mayor o menor frecuencia.

Infórmale a tu médico o enfermera sobre las enfermedades que se han transmitido en tu familia y compárteles cualquier inquietud que tengas sobre tu salud. Esto les ayudará a decidir juntos qué pruebas de detección son las más adecuadas para ti.

Asimismo, el departamento recomienda que le preguntes a tu médico sobre los riesgos y beneficios de estos exámenes. Es decir, cuando tu doctor te recomiende una evaluación, pregúntale sobre sus pros y contras.

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Todas las pruebas de detección tienen riesgos potenciales. Por ejemplo, algunas pueden causar problemas como sangrado o infección.

A veces, estos exámenes pueden arrojar un resultado incorrecto. Te podrían decir que padeces una enfermedad cuando quizás no la tienes (falso positivo), lo que conduciría a más pruebas que también poseen riesgos.

Tu médico puede ayudarte a decidir si los beneficios superan los riesgos.

Sumado a lo anterior, asegúrate de siempre obtener los resultados de cada evaluación. Pregunta cuánto tiempo llevará obtenerlos. Si el médico no te llama para darte tus resultados, llama a su consultorio o al hospital donde trabaja para pedirlos. Y si no comprendes lo que significan los resultados, pídele a tu médico o enfermera que te los expliquen.

 

Vía: Healthfinder.gov