, ,

mujeres-haciendo-ejercicioNo es un secreto que mantenerte en movimiento y realizar alguna actividad física tiene múltiples beneficios para tu salud. Sin embargo, cuando no estás acostumbrado a hacerlo puede resultar complicado tener el ánimo de empezar.

La cantidad, el tipo y el tiempo, entre otros detalles, de ejercicio dependen de muchos factores como tu edad y tu estado general de salud.

Por ello, sólo tu médico puede indicarte lo que puedes hacer y es muy importante que lo consultes antes de empezar una rutina, sobre todo si no has estado activo últimamente, si tienes alguna enfermedad, si eres un adulto mayor o si estás embarazada.

Una vez que te indique lo mejor para ti, considera algunos consejos que te ayudarán a iniciarte en esta saludable disciplina y convertirla en un hábito. No te pongas excusas y disfruta de la actividad física.

Es importante que inicies poco a poco hasta alcanzar el número de días y el tiempo recomendado por el especialista; de 5 a 10 minutos de ejercicio ligero o de una caminata rápida podrían ser suficientes al principio, gradualmente podrás aumentar la intensidad y frecuencia.

Si tu día es muy ocupado, tienes la opción de dividir la duración de tu actividad física en periodos pequeños; recuerda que un poco de ejercicio es mejor que nada.

No hagas ejercicio después de comer ni cuando haga mucho calor o mucho frío. En todo caso, es importante que elijas un horario en la que te sientas cómodo y que lo cumplas con regularidad.

Para seguir exitosamente un programa de ejercicio es fundamental que escojas una actividad que te guste y que se adapte adecuadamente a tus necesidades y a tu salud.

Hacer ejercicio con un amigo o con un familiar puede, por ejemplo, motivarte a no faltar. Además, puede darle variedad y hacerlo divertido.

En este sentido, también puedes escuchar música, ver la televisión si estás en una bicicleta fija o hacer nuevas actividades como ir a bailar o caminar por un lugar que te guste.

La posibilidad de que te aburras o tengas una lesión disminuye si varías tu rutina de ejercicios. Por ejemplo, camina un día y al siguiente anda en bici.

Aunque una pequeña molestia es normal cuando empiezas a ejercitarte el dolor no lo es, si sientes este malestar, es importante que tomes un receso.

Puede pasar algún tiempo antes de que veas o sientas los beneficios de esta práctica –como la pérdida de peso–, pero no te desanimes, es importante que seas constante.

Llevar un registro sobre tus actividades te permitirá revisar tu progreso y animarte.

Otras cosas que pueden ayudarte son: tratar de usar las escaleras en lugar del elevador, salir a caminar durante tu horario de comida, realizar los quehaceres de la casa a un paso rápido y caminar parte –o todo– el trayecto hacia tu trabajo.

Vía:  Academia Americana de Médicos Familiares.