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Grasas transLas grasas trans artificiales que se utilizan en alimentos procesados se producen cuando el aceite pasa por un proceso de hidrogenación, lo que hace al aceite más sólido. Desde hace años las grasas trans son consideradas como las mayores responsables del incremento del colesterol, de problemas cardiacos, accidentes cerebrovasculares y diabetes, e incluso se han relacionado con la infertilidad, enfermedad de Alzheimer y algunos tipos de cáncer.

Estos motivos han provocado que en países como Estados Unidos se hayan tomado medidas para reducir la cantidad de grasas trans producidas artificialmente en los alimentos. El pasado mes de junio, la Food and Drug Administration (FDA) de E.U. anunció que las grasas trans constituyen una amenaza para la salud pública y que iba a prohibir su uso de manera gradual en un periodo de tres años. Medidas similares también se han adoptado en Europa.

Sin embargo, hasta ahora no estaba demasiado claro qué concentración de grasas trans es segura para los humanos y si existen diferencias entre las producidas industrialmente y las de origen natural. Por ello, un equipo de la Universidad de Heidelberg, Alemania, realizó un estudio donde concluyen que no todas las grasas son malas para la salud.

El estudio, publicado en el European Heart Journal, reveló que los niveles bajos de ácidos grasos trans pueden no ser tan perjudiciales para la salud humana como se pensaba hasta ahora, aunque se produzcan industrialmente. Incluso sugieren que pueden ser beneficiosas si se producen de forma natural en alimentos como los productos lácteos y cárnicos.

El estudio, titulado “Ludwigshafen Risk and Cardiovascular Health”, consistió en analizar las concentraciones de grasas trans que se encuentran en las membranas de los glóbulos rojos de 3 mil 259 personas entre 1997 y 2000. Los investigadores evaluaron las concentraciones totales de ácidos grasos trans, tanto las concentraciones producidas industrialmente como los de origen natural; asociaron la información obtenida con los datos sobre los fallecimientos, las causas de la muerte, el historial clínico y otros factores que podrían afectar a los resultados (tabaquismo, sedentarismo, índice de masa corporal, diabetes e hipertensión arterial). Los resultados mostraron varias cosas importantes.

En primer lugar, los expertos vieron que “los niveles más elevados grasas trans en las membranas de los glóbulos rojos se asociaron con un mayor LDL o colesterol ‘malo’, pero también con un índice de masa corporal más bajo, menos grasas en sangre (triglicéridos) y una menor resistencia a la insulina y, por lo tanto, un menor riesgo de diabetes”, apuntó Marcus Kleber, quien fue parte del estudio.

Kleber reconoce que se sorprendieron al encontrar que las grasas trans de origen natural se relacionaban con una menor tasa de muertes por cualquier causa y que esto estaba causado, principalmente, por un menor riesgo de muerte cardiaca súbita. Además, en contra de lo que se había pensado hasta ahora, los investigadores también vieron que el incremento en las concentraciones de ácidos grasos trans producidos de forma industrial no se relacionaban con un aumento en la tasa de mortalidad. Según Kleber, la causa “puede radicar que en el grupo de pacientes analizados, los ácidos grasos trans eran en general mucho más bajos que los que se encuentran en Estados Unidos”.

Cuando analizaron los resultados en función del origen de las grasas trans vieron que aquellos que tenían las mayores concentraciones de ácidos grasos trans de origen natural (más de 0,2%) presentaban un 37% menos de riesgo de muerte súbita cardiaca en comparación con los que tenían los niveles más bajos. En cuanto a los datos de otras asociaciones entre grasas totales, ácidos grasos trans producidos industrialmente o naturalmente y la tasa de muerte no fueron en su mayoría estadísticamente significativos.

Para Kleber la conclusión es clara: “Nuestros resultados muestran que los bajos niveles de grasas trans de producción industrial que encontramos en el estudio no suponen un riesgo para la salud y, por lo tanto, podrían ser considerados como seguros”. Además, añade, “el ácido trans palmitoleico (un TFA natural que se encuentra en la leche y la carne de los animales rumiantes) se asocia con mejores niveles de glucosa en la sangre y un menor número de muertes por cualquier causa, pero sobre todo un menor riesgo de muerte cardiaca súbita”.

Finalmente, Kleber señala que centrarse en la ingesta tiene limitaciones importantes que pueden sortearse basándose en los niveles de glóbulos rojos. “Así, nuestros datos sugieren un nuevo enfoque para la investigación de las grasas trans y proporcionan evidencia de que aquellas de origen natural tienen que diferenciarse de las producidas industrialmente”, apunta.

No olvides que lo mejor es mantener una dieta balanceada y mantenerse activo para evitar enfermedades, así como acudir al médico frecuentemente.

 

Vía: ABC