Si tienes más de 70 años, te hicieron un ecocardiograma y este muestra una fuga leve en tus válvulas mitral y tricúspide, pero te sientes bien, quizás te estarás preguntando si debes limitar tu actividad de alguna manera, o si necesitarás alguna prueba de seguimiento en el futuro.

Para contestar estas dudas, el doctor Deepak L. Bhatt, editor en jefe de la publicación Harvard Heart Letter de la Universidad de Harvard, señala que una pequeña fuga de ambas válvulas cardíacas es normal. Es un hallazgo común en los ecocardiogramas porque el equipo es tan sensible que puede detectar cantidades muy pequeñas de estas «fugas», o lo que los médicos llaman «regurgitación».

Estas dos válvulas controlan el flujo sanguíneo desde las cámaras superiores del corazón (aurículas) hacia las cámaras inferiores (ventrículos). La válvula mitral está en el lado izquierdo del corazón; la tricúspide está en el derecho. Cada válvula tiene aletas de tejido llamadas valvas que se abren y luego se cierran herméticamente, en una secuencia perfectamente sincronizada y alineada con los latidos de tu corazón, para evitar que la sangre vaya en la dirección incorrecta. La válvula tricúspide tiene tres valvas, mientras que la válvula mitral tiene dos. No obstante, con el tiempo, las valvas pueden debilitarse y estirarse, evitando un sellado hermético. Como resultado, una pequeña cantidad de sangre puede filtrarse hacia atrás en las aurículas.

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La regurgitación leve rara vez causa síntomas y no hay razón para limitar tu actividad de ninguna manera si esto sucede. Las personas con una fuga leve de la válvula mitral y sin evidencia de anomalías cardíacas relacionadas (como un ataque cardíaco previo) probablemente deberían repetirse el ecocardiograma cada pocos años, aunque un examen físico anual completo por parte de tu médico sigue siendo una buena idea.

Asimismo, debes consultar a un cardiólogo de inmediato si experimentas algún síntoma que sugiera que la regurgitación está empeorando. Si hay insuficiencia grave de la válvula mitral, esto ocurre porque el corazón no puede bombear suficiente sangre para satisfacer las necesidades del cuerpo.

Los síntomas incluyen:

  • Dificultad para respirar, especialmente si haces esfuerzo físico o por la noche cuando vas a acostarte.
  • Fatiga, especialmente con mayor actividad.
  • Tos, especialmente por la noche o si está acostado(a).
  • Pies o tobillos hinchados.

Una regurgitación más grave también puede hacer que la aurícula izquierda se agrande, lo que puede desencadenar la sensación de latidos cardíacos rápidos y aleteantes, un síntoma del trastorno del ritmo cardíaco conocido como fibrilación auricular.

Una válvula tricúspide con fugas puede hacer que la aurícula derecha se expanda. Los síntomas que indican empeoramiento de la regurgitación tricúspide incluyen fatiga e hinchazón de los pies, las piernas y el abdomen.

 

Vía: Harvard Medical School