La gran mayoría de niños suelen jugar con mucha determinación, lo cual puede provocar que se golpeen, se caigan o choquen. Estas acciones pueden derivar en fracturas o huesos rotos, situaciones que, muy a pesar de los padres, suelen ser comunes en la niñez.

A pesar de que sea algo común que los niños se fracturen o rompan algún hueso, se trata de un evento que todo padre de familia desearía evitar a toda costa.

Lamentablemente, esto no siempre es posible, pues los accidentes son parte de la vida. Lo que sí se puede hacer es estar preparado para una eventualidad de estas.

Ante una caída, choque o golpe, lo primero que tienen que hacer los padres es mantener la calma y no entrar en pánico, pues no todos estos accidentes terminan siempre en fractura.

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En segundo lugar, se debe prestar atención a la presencia de síntomas como dolor, hinchazón y/o deformidad (un bulto o un cambio en la forma del hueso), ya que son los principales signos de una fractura. Los indicios de que un hueso se ha roto incluyen:

-Usted o su hijo escucharon un ruido de rotura durante la lesión.

-Existe hinchazón, moretones o dolor alrededor de la parte que se ha lesionado.

-Al mover la zona afectada, al tocarla o al hacer presión en ella, el niño siente dolor. Si la lesión ocurrió en la pierna, el niño siente dolor al apoyarla.

-La parte lesionada parece deforme. En fracturas graves, es posible que el hueso salga a través de la piel.

En caso de confirmarse una fractura o hueso roto, los padres deben buscar inmediatamente atención médica y, mientras espera a que llegue, realizar acciones como:

-No mover al pequeño y llamar al servicio de emergencias si su hijo tiene una lesión de gravedad en la cabeza, el cuello o la espalda; el hueso fracturado sale a través de la piel. En este último caso no se debe limpiar la herida ni tratar de reacomodar el hueso.

En el caso de las lesiones menos serias:

Retirar o apartar la ropa que se encuentra sobre la parte lesionada o alrededor de la lesión. Sin embargo, no se debe tratar de quitar la ropa si tiene que forzarla para hacerlo. Es posible que tenga que cortar la ropa con tijeras para evitar más dolor y lesiones.

Aplicar una compresa fría o hielo envuelto en una toalla o tela. No colocar el hielo o la compresa directamente sobre la piel.

Improvisar una tablilla manteniendo la extremidad lesionada en la posición en la que la encontró, colocando una capa de material acolchado alrededor de la parte lesionada, o bien colocando algo firme (como una tablilla o periódicos enrollados) en la parte lesionada, asegurándose de que sea lo suficientemente largo como para que cubra las partes del hueso a ambos lados de la fractura.

No permitir que su hijo coma, en caso de que tenga que ser operado.

De acuerdo con expertos, el tiempo necesario para que un hueso se recupere varía dependiendo de la edad del niño y del tipo de fractura. Por ejemplo, los niños más pequeños suelen recuperarse en 3 semanas, mientras que la misma fractura en un adolescente puede llevar hasta 6 semanas.

 

Vía: Kid’s Health