A pesar de que el pesimismo y el optimismo suelen ser vistos solo como una parte de la forma de ser de cada persona, la realidad es que pueden influir en la salud integral.

Estudios anteriores han encontrado una relación entre ser optimistas o pesimistas y cómo influye en algunos aspectos de la salud.

Varias de estas investigaciones han demostrado que la capacidad de experimentar emociones positivas mejora la capacidad de una persona para lidiar con el estrés.

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Además, experimentar emociones positivas aumenta las probabilidades de que una persona alcance sus aspiraciones respecto al trabajo, la salud y las relaciones, encontró un estudio realizado por expertos de la Universidad de California, en Estados Unidos.

Importancia de alejar el pesimismo

El pesimismo puede impedir saborear los buenos momentos que trae consigo alcanzar una meta, como iniciar una nueva relación, lograr un objetivo de salud u obtener un ascenso laboral. Aspecto que va en contra del bienestar, señaló una experta.

“Es desmoralizante pensar que no puedes tomarte un descanso entre ir tras tus objetivos y después preocuparte de perder lo que has ganado”, indicó Jennifer Taitz, instructora clínica de Psiquiatría en el campus Los Ángeles de la Universidad de California, en Estados Unidos.

De acuerdo con la especialista, el pesimismo pocas veces resulta benéfico, por lo que recomendó una serie de pasos para alejarlo y, en su lugar, fomentar el optimismo:

-Tomar conciencia y no restar felicidad en el momento.- Las personas deben aceptar que no pueden prepararse a la perfección para enfrentar posibles desafíos. “Hay muchísimas cosas malas que podrían ocurrir (aunque la mayoría son poco probables) y no hay manera alguna de que una persona pueda anticiparse a todas”, aseguró Michel Dugas, profesor de Psicología en la Universidad de Quebec, en Canadá.

-No menospreciar el trabajo arduo al pensar en él como ‘suerte’.- “Cuando menosprecias tus logros y capacidades adjudicándole tus victorias a factores externos como la suerte o el momento adecuado, no solo avivas la creencia de que algo negativo se acerca; también te quedas sin el poder del sentimiento de autoeficacia (la creencia de que tienes la capacidad de darle forma a tu vida)”, expuso Taitz.

-Enfocarse en los valores, no en las metas.- “Es fácil caer en la trampa de medir tu valor según los distintos logros que hayas alcanzado. Mejor pregúntate: ‘¿Qué virtudes quiero encarnar?’ ‘¿Cómo quiero que me vean en este momento?’ ‘¿Qué quiero que represente mi vida?’ Vivir tus valores -más allá de alcanzar metas específicas- es una manera de hacerte cargo de manera significativa de las cosas que están bajo tu control”, apuntó.

 

Vía: The New York Times